La historia antigua está repleta de misterios sin resolver, algunos de los cuales, desde lugares de enterramiento perdidos hasta ciudades hundidas, han cautivado la imaginación de la gente durante siglos. Aunque es probable que algunos de estos misterios nunca se resuelvan, otros se están descifrando con la ayuda de las nuevas tecnologías

A continuación algunos de los misterios más desconcertantes y perdurables del Mundo Antiguo, todos ellos fascinantes:

La Tumba de Cleopatra

Cleopatra VII, conocida como la última reina de Egipto, quien se asoció con Julio César y Marco Antonio y luego se suicidó en el año 30 a.C. después de la derrota de Antonio y su derrota en la batalla de Actium, es sin duda una de las mujeres más famosas de la historia. Sin embargo, la ubicación de la tumba de Antonio y la de ella (supuestamente la pareja fue enterrada junta) sigue siendo un completo misterio. 

Algunos investigadores creen se encontraba en Alejandría, por entonces la capital y en troso tiempos centro cultural del mundo mediterráneo, y que posiblemente se perdió cuando un tsunami afectó a la ciudad en el año 365 d.C. Otros sospechan que la tumba se encontraba en algún otro lugar del delta del Nilo, posiblemente en un templo dedicado a Isis y Osiris, los dioses con los que Cleopatra y Antonio se asociaron respectivamente. Además del de Cleopatra, otros lugares de entierro perdidos legendarios incluyen los de Alejandro Magno y Genghis Khan. 

Stonehenge

La construcción de Stonehenge, uno de los monumentos prehistóricos más emblemáticos del mundo, comenzó hace unos 5.000 años, antes de que lo que conocemos hoy como Inglaterra entrara en la Edad del Bronce. Bien estudiado durante siglos, la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que funcionó como un lugar de entierro, y ahora se sabe de dónde sacaron las enormes piedras que lo conforman. Sin embargo, los otros secretos de Stonehenge siguen siendo obstinadamente esquivos, lo que implica su posible significado religioso, ceremonial, astronómico y terapéutico.

Thonis-Heracleion

Fue una ciudad portuaria egipcia en el mar Mediterráneo, un importante centro del comercio mediterráneo antes de la fundación de la cercana Alejandría alrededor del 331 a.C. El héroe mítico Heracles y Helena de Troya supuestamente pasaron un tiempo allí. Sin embargo, alrededor del siglo II a.C., el centro de esta ciudad se derrumbó debido posiblemente a terremotos, tsunamis o inundaciones. 

Parece ser que todo Thonis-Heracleion se hundió bajo las aguas, donde permaneció perdida en el tiempo hasta que fue redescubierta a principios de la década del 2000 por arqueólogos marinos. Desde entonces, grandes estatuas, sarcófagos de animales, ruinas de templos, fragmentos de cerámica, joyas, monedas e incluso canastas de frutas de 2.400 años de antigüedad han sido recuperadas del mar, arrojando así nueva luz sobre esta "Atlántida" de la vida real.

La Llanura de las Jarras

Miles de tinajas de piedra de la Edad del Hierro, algunas de casi 3 metros de altura y con un peso de varias toneladas, salpican el paisaje montañoso del norte de Laos, en el sureste asiático. Talladas en gran parte en piedra arenisca y encontradas en grupos que van desde una hasta 400, la leyenda dice que los gigantes las usaban como copas de vino. 

Muchos arqueólogos creen que sirvieron como urnas funerarias, aunque aún se desconoce mucho sobre su propósito, sobre cómo fueron trasladadas su lugar final y sobre la civilización que las talló. Investigaciones recientes han datado al menos algunas de las vasijas de piedra entorno al 1240 a.C., lo que supone que son mucho más antiguas que los restos humanos enterrados cerca. 

Además, para colmo, muchas de ellas se encuentran en campos de minas y bombas aún sin explotar, vestigio de una campaña de bombardeos masivos de EEUU durante la Guerra de Vietnam, por lo que no se pueden estudiar con seguridad.

Las Líneas de Nazca

Hace aproximadamente 2.000 años, una civilización preincaica grabó una serie de dibujos enormes en la llanura costera seca de Perú. Conocidos como las Líneas de Nazca, estos geoglifos permanecieron en gran parte desconocidos hasta que los aviones comenzaron a sobrevolar el área en la década de 1930. 

Hasta la fecha, se han localizado más de 1.000 diseños: la mayoría son líneas rectas, que se extienden hasta casi 50 km, o formas geométricas, desde trapecios hasta espirales, mientras que otros representan animales y plantas, incluyendo una araña, un colibrí, un mono, una ballena, una serpiente de dos cabezas, un perro y una figura humanoide apodada “El Astronauta”. 

Recientemente, en 2022, se descubrieron 168 nuevos geoglifos, si bien aún no se entiende su propósito. Una hipótesis prominente los asocia con los rituales del agua, aunque también abundan otras teorías, incluídas las relacionadas con extraterrestres.

El Candelabro de Paracas

Al noroeste de las Líneas de Nazca, excavado en una ladera con vista a la Bahía de Pisco en Perú, se encuentra el Candelabro de Paracas, otro geoglifo masivo que se extiende más de 180 metros de arriba a abajo. Aunque la cerámica encontrada en el sitio data de alrededor del 200 a.C., nadie sabe la edad del candelabro en sí. Su razón de ser sigue siendo igualmente un misterio, ya que es algo que no "encaja" allí. Una teoría sostiene que sirvió como herramienta de navegación para los marineros, mientras que otra afirma que representaba el tridente del dios creador.

Sacsayhuamán

A las afueras de Cuzco, también en Perú, se encuentran los restos de la fortaleza de Sacsayhuamán, construida por los incas en el siglo XV. Al igual que en el caso de Machu Picchu, los trabajadores incas de alguna manera colocaron enormes rocas en su lugar, algunas de las cuales pesaban 125 toneladas o más, antes de que los albañiles las cortaran, usando solo herramientas de bronce y piedra, y las ensamblaran sin mortero. 

Aunque los colonizadores españoles desmantelaron gran parte del sitio para obtener materiales de construcción, Sacsayhuamán ha permanecido estructuralmente lo suficientemente sólido como para soportar grandes terremotos y otros estragos del tiempo

El Manuscrito Voynich

En 1912, el comerciante de libros raros Wilfrid Voynich adquirió un extraño manuscrito medieval que, según él, se encontraba en "un antiguo castillo en el sur de Europa". Escrito en un lenguaje extinto, o código, que nadie pudo reconocer y lleno de extrañas ilustraciones de plantas ficticias y mujeres desnudas, ha desconcertado a los académicos desde entonces, incluidos Alan Turing y el FBI, quienes intentaron resolver el caso sin éxito.

A lo largo de los años, varias personas han afirmado descifrarlo, pero siempre el escepticismo ha sido mayúsculo. Algunos sospechan que todo lo relacionado con este manuscrito es un elaborado engaño. Ahora alojado en la Universidad de Yale, el manuscrito de Voynich está disponible para ser visto por el público en general y para cualquier persona interesada en intentar resolver este rompecabezas de una vez por todas.

La Bahía de Guanabara

El controvertido explorador de naufragios Robert Marx afirmó en 1982 haber descubierto varios jarrones romanos de dos asas, conocidos como ánforas, en la Bahía de Guanabara en Brasil. Según Marx, las ánforas cubiertas de percebes proporcionaban la prueba de que los romanos fueron los primeros europeos en Brasil, habiendo precedido a los portugueses por más de 1.000 años. 

Sin embargo, nunca pudo explorar completamente el sitio, ya que el gobierno de Brasil le prohibió la entrada al país por presuntos saqueos y detuvo por completo las exploraciones submarinas. Marx respondió acusando a la Marina de Brasil de arrojar sedimentos sobre las ánforas para no tener que reescribir la historia. Hasta hoy, la presencia romana en la costa de Brasil sigue sin estar probada.

El Monumento Yonaguni

Frente a la costa de la isla Yonaguni de Japón se encuentra una estructura rocosa submarina, de al menos 50 metros de largo y unos 20 metros de ancho, que se asemeja a una pirámide escalonada hecha por el hombre. Descubierto en la década de 1980 y ahora conocido como el Monumento Yonaguni, algunos investigadores creen que son las ruinas de una antigua civilización. Muchos otros investigadores, sin embargo, sostienen que la "Atlántida de Japón" no es más que un curioso fenómeno natural moldeado por el levantamiento tectónico y las corrientes oceánicas.