Muchos nunca habrán oído hablar de esta brillante mujer. Nacida como Augusta Ada Byron en diciembre de 1815, hija del célebre escritor inglés Lord Byron, pasó a la historia como Ada Lovelace, por méritos propios, ya que es considerada por muchos como la primera programadora informática.

Matemática y escritora, además de muy curiosa e inteligente, hace pocos años que se le ha empezado a dar la relevancia que sin duda siempre mereció esta mujer. En su trabajo sobre la calculadora de uso general de Charles Babbage, conocida como máquina analítica (una máquina que calculaba diferencias numéricas y obtenía tablas de números), se encuentra el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina.

En 1842 se encargó de traducir un texto del matemático italiano Lugi Menabrea, pero no sólo hizo esto, añadió algunas anotaciones, en las que se describía el que hoy se considera el primer programa informático de la historia (la revista Scientific Memoirs le encargó la traducción de un artículo escrito en francés en el que se describía la máquina analítica de Babbage. A sugerencia de este último, Ada publicó el artículo acompañándolo de un nutrido apartado de notas donde explicaba sus propias ideas sobre el funcionamiento de la máquina). 

Estas notas, firmadas solo con sus iniciales AAL para ocultar su identidad femenina (hasta 1953 no fueron publicadas con su nombre), terminaron siendo más extensas y se hicieron más famosas que la propia traducción. También explicó cómo se introduciría ese algoritmo en la máquina, y esbozó conceptos informáticos como “bucle” (grupo de instrucciones que se ejecutan varias veces) o “subrutina” (segmento de un programa que puede ser invocado en cualquier momento). Si bien no se puede afirmar que Ada formulara el primer programa informático de la historia (Babbage lo había hecho antes), sí fue la primera que lo publicó.

Desarrolló varios conceptos, el más célebre de los cuales se refiere al funcionamiento de lo que hoy se conoce como algoritmo informático. Tomó como ejemplo los números de Bernoulli (una serie infinita que juega un papel importante en la teoría de los números) para describir, por medio de un diagrama, las operaciones que la máquina de Babbage tendría que realizar para calcularlos.

Ada supo ver que la máquina analítica no tenía por qué limitarse al cálculo matemático, sino que podría procesar cualquier cosa que pudiera expresarse mediante símbolos, como la palabra o la música. ¿Y cómo lo haría? Mediante el uso de tarjetas perforadas. Ada acababa de imaginar un ordenador.

Esta increíble mujer, que falleció a los 36 años víctima de un cáncer de útero, fue capaz de prever que los ordenadores tendrían capacidad para realizar algo más que cálculos simples por tanto.

Cada octubre se celebra el día internacional de Ada Lovelace, fecha en la que se pretende conmemorar los logros de todas las mujeres que se dedican a la tecnología, la ciencia, la ingeniería o las matemáticas.

Una auténtica visionaria sin duda...