Lo visitan alrededor de 3 millones de personas cada año, la mayoría, como yo, turistas.

Está considerado el máximo símbolo de la monarquía absolutista y del lujo francés, siendo uno de los máximos testimonios de la elegancia, opulencia y arquitectura francesas.

Situado a sólo 20 km de París, es uno de los máximos legados del rey Luis XIV, cuya construcción comenzó en 1661 y finalizó en 1692.

Tiene una superficie total de 67.000 m² en sus 3 palacios (Versalles, Gran Trianón y Pequeño Trianón), más de 700 habitaciones, 2.000 ventanas y 352 chimeneas. Se encendían en aquella época más de 20.000 velas en el interior del palacio para poder alumbrar las salas donde se celebraban las fiestas y los bailes.

Creo recordar que eran 66 ó 67 las estancias abiertas al público, y su contenido incluye pinturas, tapices, esculturas, muebles, telas e incluso 483 espejos, todo ello elaborado por los mejores artesanos tanto de la Francia como de la Italia de la época. 

Los jardines son de los más grandes del mundo, con casi 800 hectáreas y más de 370 estatuas.

A Luis XIV se le conoce principalmente como “El Rey Sol”, pero curiosamente también como “un rey de la gente”, ya que permitía que cualquier persona entrara al palacio a admirar su belleza, además de admitir las audiencias reales.

El Salón de los Espejos (puedes verlo en la foto) es el lugar en donde se firmó el famoso “Tratado de Versalles” en 1919, que puso fin a la Primera Guerra Mundial. 

Me han contado que el rey Luis XIV diseñó a "su propio gusto" el Palacio de Versalles, lo que le llevó a crear una red de pasajes secretos a lo largo de todo el recinto, que le permitían llegar a diferentes lugares de forma discreta (existían también pasadizos que conectaban sus aposentos con las habitaciones de sus amantes).

La Cámara de la Reina, decorada en oro, es una habitación con un gran brillo. Tiene una puerta secreta, por la que escapó María Antonieta, y es casi invisible debido a la decoración.

Las salas impresionantes y de belleza opulenta del palacio ocultan pequeñas habitaciones con menos glamour, donde se hospedaban la servidumbre con muy pocos servicios y poco abrigo al frío del invierno y al calor del verano.