Reconozco que nunca me había interesado especialmente por el baile, y mucho menos por ir a un sitio a bailar, pero reconozco que esto del swing es interesante. 

Clärchens Ballhaus es un lugar que abrió sus puertas en 1913 con el nombre de Bühler’s Ballhaus. Tras la muerte de Fritz Bühler, su mujer, Clara, continuó con el negocio, y menos unos años durante la Segunda Guerra Mundial, en los que permaneció cerrado, prácticamente se ha mantenido en funcionamiento desde su inauguración.

El edificio es viajo, oscurecido y con las heridas de bala y metralla aún visibles.

Es un buen ejemplo de lo que es Berlín en sí, el contraste de lo vanguardista y lo decadente, en este caso, el contraste de un local viejo y abandonado con decoración hogareña y acogedora, dándole ese carácter tan especial.

Una sala de espejos, camareros de uniforme, pista de baile con bola de espejos y comida casera (snitzels gigantes, curry wurst y otros platos berlineses, pizzas de horno de leña y platos de temporada, etc) son algunos de sus encantos.

Cada día hay un programa diferente: primero clases de baile, y luego baile con orquesta o DJ. Los lunes salsa, los martes tango, los miércoles swing y los jueves vals.

Los fines de semana suele haber fiestas y conciertos en la Spiegelsaal.