Fue posiblemente la biblioteca más famosa del Mundo Antiguo, formando parte del instituto de investigación de Alejandría, en Egipto, conocido como el Museo de Alejandría (o Mouseion).
Las bibliotecas y los archivos eran ya conocidos por muchas civilizaciones y pueblos antiguos como los egipcios, los mesopotámicos, los sirios o los griegos, pero lo cierto es que las primeras instituciones de este tipo eran más bien locales o regionales que estabana centradas sobre todo en la conservación de sus propias tradiciones populares.
La idea de una biblioteca universal, como la de Alejandría, surgió cuando los griegos decidieron ampliar las fronteras de su conocimiento. Muchos intelectuales griegos como Heródoto, Platón o Teofrasto visitaron Egipto para ampliar sus conocimientos.
Alejandro Magno lanzó su primera empresa global de conquistas en el 334 a.C., pero su objetivo, hasta su prematura muerte en el 323 a.C., no se limitó a conquistar tierras alejadas de su Macedonia natal, tierras como la lejana India, sino que también eran viajes de exploración de un mundo desconocido por entonces.
Las campañas de Alejandro darían al mundo una importante cantidad de información relacionada con la geografía, las costumbres, las gentes o el comercio, y tras la muerte de Alejandro, se creó un movimiento sin precedentes de investigación científica y estudio de la Tierra. Un nuevo espíritu explorador había nacido, y esa fue la atmósfera perfecta para el nacimiento de la gran biblioteca en Alejandría.
Los orígenes de la Biblioteca de Alejandría
La fundación de la biblioteca (y el Mouseion) está indiscutiblemente ligada a Demetrio de Phaleron, ex político ateniense. Después de su caída del poder en Atenas, Demetrio buscó refugio en la corte del rey Ptolomeo I (297a.C.), convirtiéndose en consejero del rey. que pronto se daría cuenta del amplio y versátil conocimiento de Demetrio y, alrededor del 295 a.C., le encargó la tarea de fundar la biblioteca y el Mouseion. Demetrio tenía a su disposición un gran presupuesto para reunir, si era posible, todos los libros del mundo conocido, en la medida de sus posibilidades (entre ellos por ejemplo, los libros de Aristóteles).
Nota: Ptolomeo I fue amigo y colaborador de Alejandro Magno, y se hizo con el control de Egipto tras la muerte del conquistador.
¿Cómo consiguieron los libros y manuscritos para la Biblioteca de Alejandría?
Hay historias autenticamente fabulosas sobre los extremos a los que llegaron los Ptolomeos en su búsqueda de libros y manuscritos para gran biblioteca.
Por ejemplo, un método al que recurrieron, dicen, fue registrar todos los barcos que llegaban al puerto de Alejandría. Si se encontraba un libro o manuscrito, se llevaba a la biblioteca para decidir si devolverlo o confiscarlo y reemplazarlo por una copia hecha en el lugar (con una compensación adecuada para el propietario). Los libros adquiridos de esa manera fueron designados como "de los barcos".
Otra historia (informada por Galeno en los escritos sobre Hipócrates) revela cómo Ptolomeo III lograría obtener los textos originales de los grandes poetas dramáticos Esquilo, Sófocles y Eurípides aun estando bajo custodia en los archivos estatales atenienses. El rey persuadió a los gobernadores de Atenas para que le permitieran tomarlos prestados para poder copiarlos. La enorme suma de 15 talentos de plata fue depositada en Atenas como garantía para su segura restitución. Acto seguido, el rey se quedó con los originales y envió copias, renunciando voluntariamente a la garantía dada.
Estos curiosos métodos para obtener el conocimiento se complementaron con la compra de libros y manuscritos de diferentes lugares, especialmente de Atenas y Rodas, los mayores mercados de libros de la época. De vez en cuando, los coleccionistas de la biblioteca compraban diferentes versiones de la misma obra.
La gran biblioteca llegó a tener obras en diversas lenguas. De los idiomas distintos del griego, el egipcio tenía la sección más grande. Se dice que Ptolomeo I animó a los sacerdotes egipcios a acumular registros de su tradición y herencia pasadas y ponerlos a disposición de los eruditos griegos y los hombres de letras a quienes había invitado a vivir en Egipto. Los ejemplos más conocidos de cada grupo fueron el sacerdote egipcio Manetón, que dominaba bien el griego, y el autor griego Hecateo de Abdera.
Existe evidencia de que la gran biblioteca incorporó las obras escritas de otras naciones.
A principios del siglo III a.C., un sacerdote caldeo llamado Berosus escribió (en griego) una historia de Babilonia. El libro se hizo popular en Egipto y seguramente fue utilizado por Manetón. Según Plinio el Viejo, Hermipo en Alejandría escribió un voluminoso libro sobre el zoroastrismo. Además, los escritos budistas también estaban presentes, como consecuencia del intercambio de embajadas entre Ashoka y Filadelfo . La traducción del Pentateuco del hebreo al griego era una necesidad práctica para la gran comunidad judía de Alejandría en aquellos tiempos, ya helenizada a fines del siglo III a.C. La traducción de la Septuaginta se realizó poco a poco durante los siglos III y II a.C., y fue posible en Alejandría gracias a la abundancia de material de investigación disponible en la biblioteca. La Septuaginta ha sobrevivido como la obra más valiosa en la historia de la traducción y continúa siendo indispensable para todos los estudios bíblicos.
¿Cómo creció la Biblioteca de Alejandría?
La asociación de la gran biblioteca con el Mouseion, cuyos académicos requerían recursos fiables, ayudó a que se convirtiera en un verdadero centro de investigación. Su ubicación cerca del puerto y dentro de los terrenos del palacio real la colocó bajo la supervisión directa de los reyes. Estas circunstancias ayudaron al rápido crecimiento de la colección de la gran biblioteca.
Al cabo de medio siglo desde su fundación, hacia el 295 a.C. , las colecciones de la Biblioteca Real de Alejandría habían superado el espacio destinado a contenerlas. Se consideró necesario establecer un anexo que pudiera albergar los volúmenes excedentes. Con ese fin, Ptolomeo III (246-221 a.C. ) incorporó un anexo en el Serapeum recién construído, situado en el distrito egipcio al sur de la ciudad.
Las estimaciones del número total de libros en la gran biblioteca de Alejandría varían. La cifra más antigua que se conserva, del siglo III a.C., da unos números de más de 200 000 libros, mientras que, por ejemplo, una estimación aún mayor, de 700.000, se dio entre los siglos II y IV d.C.
¿Cómo se registraban y clasificaban los libros en la Biblioteca de Alejandría?
Para cada libro y/o manuscrito, se registraba el título, el autor y el editor de la obra, así como su lugar de origen, la longitud (en líneas) y si el manuscrito era mixto (es decir, que contenía más de una obra) o no mixto (un solo texto).
Se encomendó al poeta y erudito griego Calímaco, conocido por su erudición enciclopédica, un estudio bibliográfico de los contenidos de la biblioteca “en todos los campos del aprendizaje, una tarea titánica.
El resultado fue el "Pinakes", del cual han sobrevivido solo unos pocos fragmentos ,pero que atestiguan qué temáticas albergaba la gran biblioteca de Alejandría: retórica , derecho, épica, tragedia, comedia, lírica, historia, medicina, matemáticas, ciencias naturales y miscelánea.
Fue principalmente gracias a la Biblioteca de Alejandría que los eruditos del Mouseion pudieron mantener la erudición al más alto nivel en casi todas las áreas de aprendizaje. En agradecimiento por sus logros, Vitruvio, en el siglo I d.C., expresó la gratitud que sentían las generaciones posteriores por el trabajo de los “predecesores” en la preservación de la memoria de la humanidad.
El destino de la Biblioteca de Alejandría
El destino de la gran riqueza de libros y manuscritos que contenía la gran Biblioteca de Alejandría sigue siendo controvertido. Durante siglos, el principal punto de discusión fue si la biblioteca (o bibliotecas, ya que en realidad existían dos sitios) sobrevivió o no hasta la conquista árabe de Alejandría en el siglo VII.
En el siglo XXI, sin embargo, el tema se ha enfriado y existe un acuerdo cada vez mayor entre los estudiosos serios de que ambas bibliotecas habían desaparecido mucho antes de la conquista árabe. Los estudiosos creen además que hay pruebas suficientes para demostrar que la destrucción de las dos bibliotecas se produjo en momentos diferentes.
Parece que la gran Biblioteca Real de Alejandría fue una desafortunada víctima de la guerra. En el 48 a.C., Julio César se vio envuelto en una guerra civil en Egipto entre Cleopatra y su hermano Ptolomeo XIII. César se puso del lado de Cleopatra y pronto fue asediado por las fuerzas ptolemaicas por tierra y mar en el gran puerto de Alejandría. Se dio cuenta de que su única oportunidad residía en prender fuego a la flota enemiga, y fue por esa medida drástica que logró ganar la batalla, aunque no se sabe con exactitud el alcance de la destrucción causada por el fuego en la ciudad misma. Sin embargo, autores posteriores brindan detalles de la destrucción posterior.
La biblioteca hija, el anexo, en el Serapeum, subsistió hasta el siglo IV mientras sobrevivió el paganismo. Pero cuando el cristianismo se convirtió en la única religión reconocida en todo el imperio romano, el emperador Teodosio I, en su afán por eliminar todos los vestigios del paganismo, emitió un decreto en el año 391 ordenando la demolición de los templos en Alejandría. Habilitado por el decreto imperial, Teófilo, obispo de Alejandría, dirigió un ataque contra el Serapeum, y él mismo dio el primer golpe a la estatua de culto de Serapis . Sus frenéticos (y fanáticos) seguidores se volvieron locos en el templo, destruyendo y saqueando. Cuando se completó la destrucción, Teófilo ordenó que se construyera una iglesia en el lugar.
La tensión en la ciudad de Alejandría continuaría durante las dos primeras décadas del siglo V y luego se calmó. Alejandría reanudó su vida normal bajo nuevas condiciones. Con el predominio del cristianismo, la escuela de catequesis por sí sola dominó la escena intelectual, y no se supo más del Mouseion y sus bibliotecas.
La conquista árabe de Egipto
En 642, el general árabe Amr ibn al-As conquistó Egipto y ocupó Alejandría. Los eventos de las primeras conquistas árabes fueron registrados por historiadores de varios lados, incluidos árabes, coptos y bizantinos . Durante más de cinco siglos después de la conquista, no hubo mención, ni una sola referencia, a ningún accidente relacionado con una biblioteca alejandrina bajo los árabes.
De repente, a principios del siglo XIII aparece un relato relatado por Ibn al-Qifṭī y otros autores árabes que describen cómo Amr había quemado los libros de la antigua Biblioteca de Alejandría. Esta historia ha sido criticada repetidamente, en particular por el historiador británico del siglo XVIII Edward Gibbon, y parece que fue una invención del siglo XII.
algo impresionante....lástima que se perdiera....