¿Qué saben de esta gran aventura?

La primera Vuelta al Mundo de la historia, liderada por Fernando de Magallanes y completada por Juan Sebastián Elcano, fue un hito trascendental en la historia de la navegación. En el siglo XVI, la expedición, con el apoyo financiero de la corona española, partió en busca de una ruta hacia las islas de las especias, navegando por aguas desconocidas y desafiando los límites del conocimiento geográfico de la época. La travesía, que partió en 1519, atravesó mares desconocidos y enfrentó innumerables desafíos.

La expedición fue una odisea marítima que comenzó el 20 de septiembre de 1519. Magallanes, un navegante portugués al servicio de España, se propuso encontrar una ruta hacia las islas de las especias por el oeste, desafiando así la creencia de que la tierra era plana y abriendo un nuevo camino hacia el Oriente.

La flota de cinco barcos, incluido el famoso Trinidad, partió desde Sevilla, España. La expedición partió con aproximadamente 270 hombres, y a lo largo del viaje, la flota enfrentó adversidades que desafiaron su resistencia.

La expedición enfrentó innumerables desafíos: tormentas, hambre y motines entre los marineros. Pasaron por el estrecho que hoy lleva el nombre de Magallanes, en el extremo sur de Sudamérica, descubriendo un paso hacia el océano Pacífico.

Magallanes, en un esfuerzo por mantener la moral alta, introdujo una ración especial conocida como "sopa de clavos": una mezcla de harina, galletas, vinagre y agua caliente. Este plato, a pesar de su simplicidad, se convirtió en un símbolo de unión y perseverancia para la tripulación durante tiempos difíciles.

El encuentro con las Islas Marianas en el Pacífico proporcionó un punto de abastecimiento vital para la tripulación hambrienta y exhausta. Sin embargo, el alimento local que consumieron resultó ser tóxico, llevando a la muerte de varios miembros de la expedición.

Magallanes murió en un enfrentamiento en las Filipinas en 1521, dejando a Juan Sebastián Elcano al mando. Con solo una nave, la Victoria, y apenas suficientes provisiones, Elcano decidió continuar hacia el oeste. El 6 de septiembre de 1522, la Victoria regresó a España, completando así la primera circunnavegación del globo.

Durante el viaje, la tripulación enfrentó desafíos constantes: el hambre, la enfermedad y las tormentas diezmaron su número, pero la determinación de Elcano y su tripulación los llevó finalmente al éxito. Solo 18 de los más de 200 hombres que partieron de España lograron regresar.

Los barcos que utilizaron eran pequeños en comparación con los estándares modernos, lo que significaba que la tripulación tenía poco espacio para moverse. Las áreas para dormir eran reducidas y compartidas.

La nave principal de la flota era la Trinidad, un barco de aproximadamente 100 toneladas de peso y 85 pies de longitud. La Trinidad fue comandada por Magallanes. Era una carabela, un tipo de nave ligera y maniobrable, que era común en la exploración marítima de la época. Las carabelas eran navíos de vela latina, con casco redondeado y tres mástiles. Tenían una estructura que les permitía una navegación oceánica relativamente segura y eran lo suficientemente pequeñas como para poder explorar las costas desconocidas y navegar por aguas poco profundas.

Otra nave importante en la expedición fue la San Antonio, bajo el mando de Juan de Cartagena y luego de Gaspar de Quesada después de un motín que Magallanes sofocó. La San Antonio era similar en diseño a la Trinidad, también una carabela con capacidades oceánicas.

El tercer barco destacado fue la Concepción, comandada por Gaspar de Quesada antes de ser transferida a Juan Sebastián Elcano después de la muerte de Quesada durante un enfrentamiento con nativos en las Filipinas. La Concepción también era una carabela.

Las otras dos naves de la flota eran la Santiago, una nave al mando de Juan de Serrano, y la Victoria, bajo el mando de Luis de Mendoza. Ambas eran carabelas más pequeñas, destinadas a roles de apoyo en la expedición.

Estas embarcaciones eran relativamente pequeñas para los estándares modernos, con una capacidad limitada para almacenar suministros y provisiones. Sin embargo, fueron lo suficientemente robustas como para enfrentar las inclemencias del mar abierto durante largos períodos de tiempo.

La higiene era precaria. La falta de agua dulce dificultaba la limpieza personal, lo que llevaba a enfermedades y condiciones insalubres a bordo.

Las provisiones eran escasas y a menudo se agotaban rápidamente. Dependían de alimentos no perecederos como galletas, legumbres, pescado seco y agua. La comida era racionada y podía ser insuficiente, lo que llevaba a la desnutrición y el hambre constante entre la tripulación.

Enfrentaban tormentas violentas, olas gigantes y condiciones climáticas extremas que ponían en peligro la estabilidad de los barcos.

La falta de higiene y las condiciones de vida precarias propiciaban la propagación de enfermedades como el escorbuto, causado por la deficiencia de vitamina C.

La tripulación estaba bajo un estricto régimen jerárquico. La disciplina era mantenida por castigos severos, incluyendo latigazos o encarcelamiento.

Cada miembro de la tripulación tenía un papel específico, desde marineros hasta cocineros, navegantes y soldados, todos trabajando en armonía para mantener el barco y la expedición en marcha.

La expedición de Magallanes y Elcano fue el primer viaje en circunnavegar el globo, una hazaña que cambió para siempre la percepción de la geografía mundial y redefinió la comprensión de la Tierra. Aunque la tripulación sufrió numerosas pérdidas y enfrentó desafíos inimaginables, su determinación y coraje perduran como un legado indeleble en la historia de la exploración marítima.

Este viaje histórico no solo demostró la esfericidad de la Tierra, sino que también abrió nuevas rutas comerciales, expandió los límites del conocimiento geográfico y cambió el curso de la historia mundial. La primera vuelta al mundo sigue siendo un hito monumental en la exploración marítima, un legado de valentía y tenacidad que perdura hasta nuestros días.