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¿Cómo se construyó Tenochtitlán?

Tenochtitlán, la capital del Imperio Mexica, es un testimonio extraordinario de la ingeniería y planificación urbana en la América precolombina. Fundada en 1325 sobre una serie de islotes en el lago Texcoco, esta ciudad se convirtió en una de las metrópolis más impresionantes de su época, rivalizando en tamaño y esplendor con algunas de las ciudades más grandes de Europa. Veamos cómo los mexicas superaron los desafíos ambientales para construir Tenochtitlán, las técnicas innovadoras que emplearon para crear su red de canales y chinampas, y cómo estas soluciones permitieron el florecimiento de una de las civilizaciones más avanzadas de Mesoamérica.

El contexto histórico: La llegada de los Mexicas al Valle de México

Los mexicas formaban parte de un grupo de pueblos nahuas que, según sus propias crónicas, dejaron su legendaria patria de Aztlán en busca de una tierra prometida. Esta migración, que duró más de un siglo, estuvo marcada por episodios de conflictos y alianzas con otras culturas que ya habitaban el Valle de México, como los tepanecas de Azcapotzalco y los acolhuas de Texcoco.

Durante su peregrinación, los mexicas recibieron numerosas señales divinas que los guiaron en su camino. Sin embargo, su destino final fue determinado por una visión profética de su dios patrono, Huitzilopochtli, quien les indicó que debían establecerse en un lugar donde encontraran un águila posada sobre un nopal, devorando una serpiente.

En 1325, al llegar al Valle de México, los mexicas encontraron este símbolo en un islote pantanoso en medio del lago Texcoco. Aunque el terreno era inhóspito y rodeado de agua salobre, decidieron fundar su ciudad en ese lugar, convencidos de que era el mandato divino. La ubicación estratégica en el centro del lago les ofrecía una protección natural contra invasiones, lo que facilitó el crecimiento de su poderío militar y político en los años venideros.

El desafío del terreno: Construyendo una ciudad sobre el agua

Fundar una ciudad en un terreno acuático requería una adaptación extrema. El suelo pantanoso y las aguas fluctuantes del lago Texcoco presentaban desafíos significativos para la construcción de edificios permanentes. A pesar de estas dificultades, los mexicas desarrollaron un sistema único para estabilizar el suelo y garantizar la durabilidad de sus estructuras.

El primer reto era construir cimientos firmes en un suelo fangoso. Para resolverlo, los mexicas idearon un sistema basado en pilotes de madera. Utilizaban troncos de ahuehuete y otros árboles resistentes, que eran clavados profundamente en el fondo del lago para crear una base sólida. Sobre estos pilotes, colocaban plataformas de piedra y tierra, lo que les permitía edificar templos, palacios y viviendas en una superficie más estable.

Además, empleaban una técnica conocida como "cajas de cimentación", que consistía en rellenar el espacio entre los pilotes con rocas, barro y escombros para crear una estructura compacta y resistente. Esto fue particularmente crucial en la construcción de grandes edificaciones como el Templo Mayor, que debía soportar un peso significativo.

La creación de los canales: Una red de vías navegables

La red de canales de Tenochtitlán fue una de las características más impresionantes de su diseño urbano. La ciudad estaba organizada en una cuadrícula dividida en cuatro barrios principales, llamados campan, cada uno con su propio sistema de canales que servían como arterias de transporte y comercio. Esto no solo facilitaba la movilidad de personas y mercancías, sino que también mejoraba la eficiencia de la distribución de agua para el riego y el drenaje.

Los canales eran lo suficientemente anchos para permitir el paso de canoas de carga, que eran el principal medio de transporte en la ciudad. Para facilitar el tránsito, se construyeron numerosos puentes que conectaban las diferentes islas de la ciudad. Estos puentes eran retráctiles, lo que permitía controlar el acceso en caso de ataques enemigos, convirtiendo a Tenochtitlán en una fortaleza flotante.

Para gestionar el flujo de agua en los canales, los ingenieros mexicas desarrollaron un sistema de esclusas y compuertas que permitía regular el nivel de agua, especialmente durante la temporada de lluvias. Este ingenioso sistema aseguraba que la ciudad no se inundara y que los cultivos en las chinampas recibieran un riego adecuado.

Las chinampas: Jardines flotantes y la revolución agrícola

La invención de las chinampas fue una respuesta innovadora a la necesidad de crear tierra cultivable en un entorno acuático. Estas eran islas artificiales construidas con capas alternas de vegetación y barro, sobre las cuales se depositaba tierra fértil. A diferencia de los campos tradicionales, las chinampas permitían el cultivo intensivo y continuo, ya que estaban rodeadas de agua, lo que facilitaba el riego y la fertilización natural.

Para construir una chinampa, se delineaba primero el contorno de la parcela con estacas de madera. Luego, se rellenaba con capas de juncos, cañas y lodo extraído del fondo del lago. Las raíces de las plantas acuáticas ayudaban a mantener la cohesión de estas capas, creando un suelo estable y altamente fértil. Además, las chinampas estaban conectadas por canales, lo que facilitaba el transporte de productos agrícolas hacia los mercados de Tenochtitlán.

Las chinampas permitieron a los mexicas cultivar una gran variedad de productos como maíz, frijoles, calabazas, chiles, y flores ornamentales. Este sistema agrícola era tan eficiente que se podían obtener hasta siete cosechas al año, lo que garantizaba la autosuficiencia alimentaria de la ciudad. Además, los excedentes de producción se utilizaban para el comercio, convirtiendo a Tenochtitlán en un importante centro económico.

Tecnologías y herramientas utilizadas en la construcción de Tenochtitlán

A pesar de no contar con herramientas metálicas o animales de carga, los mexicas supieron aprovechar los recursos disponibles. Utilizaban herramientas de obsidiana, una roca volcánica extremadamente afilada, así como instrumentos de madera y piedra. Para transportar materiales pesados, como bloques de piedra y madera, se valían de balsas y canoas a lo largo de los canales.

Uno de los logros más impresionantes de la ingeniería mexica fue la construcción de diques para proteger la ciudad de inundaciones y para controlar la calidad del agua en el lago Texcoco. El Dique de Nezahualcóyotl, una barrera de 16 kilómetros de largo, separaba el agua salada del agua dulce, permitiendo a los mexicas aprovechar el agua dulce para el riego y consumo humano. Esta obra de ingeniería también ayudaba a reducir las fluctuaciones en el nivel del agua durante la temporada de lluvias.

Vida cotidiana en Tenochtitlán

El mercado de Tlatelolco, ubicado en la ciudad gemela al norte de Tenochtitlán, era el corazón del comercio mexica. Este mercado diario atraía a más de 60.000 personas, según cronistas como Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo. Aquí se intercambiaban bienes como cacao, jade, textiles, alimentos, animales y esclavos. El mercado estaba tan bien organizado que había inspectores que regulaban los precios y la calidad de los productos, lo que aseguraba el orden y la equidad en el comercio.

El Templo Mayor, el edificio más emblemático de Tenochtitlán, simbolizaba la dualidad de la vida y la muerte, al estar dedicado a Huitzilopochtli (dios del sol y la guerra) y Tlaloc (dios de la lluvia y la fertilidad). Esta pirámide doble era el centro religioso y político de la ciudad, donde se realizaban ceremonias, sacrificios humanos y festividades religiosas que marcaban el calendario mexica.

El legado de Tenochtitlán: Caída y redescubrimiento

El esplendor de Tenochtitlán llegó a su fin con la llegada de los españoles en 1519. Después de un largo asedio que duró casi tres meses, la ciudad fue finalmente capturada y destruida en 1521 por los españoles, que curiosamente eran una minoría, y sus aliados, un gran contingente de combatientes de muchas de las comunidades que habían sido subyugadas por los mexicas (por ejemplo los tlaxcaltecas), y que estaban muy dispuestas a unir fuerzas con los españoles. La caída de Tenochtitlán marcó el fin del Imperio Mexica y el inicio de la colonización española en América.

En la actualidad, los restos de Tenochtitlán están enterrados bajo el centro histórico de la Ciudad de México. El descubrimiento del monolito de Coyolxauhqui en 1978 condujo a una serie de excavaciones que revelaron el Templo Mayor y otros vestigios de esta gran civilización. Estos hallazgos nos permiten entender mejor la vida, cultura y logros de los mexicas, dejando un legado que sigue asombrando al mundo.

La construcción de Tenochtitlán fue una hazaña impresionante que demostró el ingenio y la adaptabilidad de los mexicas. Desde la estabilización del terreno pantanoso hasta la creación de un complejo sistema de chinampas y canales, cada aspecto de la ciudad reflejaba un profundo entendimiento del entorno y una habilidad extraordinaria para la innovación. Hoy en día, el legado de Tenochtitlán sigue vivo en la moderna Ciudad de México, donde los vestigios de esta metrópolis precolombina continúan fascinando a historiadores, arqueólogos y visitantes de todo el mundo.

Comentarios (1)

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silviag • Hace 7 meses

la viruela también jugó un papel importantísimo en la caída del imperio tengo entendido