El chicle tiene sus raíces en las civilizaciones precolombinas de América Central y del Sur. Los antiguos mayas, aztecas y otras culturas utilizaban resinas naturales de árboles como el sapote y el chiclero para hacer chicle. Masticaban estas resinas como parte de rituales religiosos, para purificar la boca o simplemente como una forma de obtener placer.

Durante la exploración de América, los conquistadores españoles, como Hernán Cortés, observaron a los nativos americanos masticando resinas de chicle y llevaron la práctica de vuelta a Europa. Aunque el chicle se difundió lentamente por Europa, su uso no se popularizó ampliamente por entonces.

El verdadero punto de partida para la popularización del chicle moderno fue en el siglo XIX, cuando Thomas Adams, un inventor estadounidense, comenzó a experimentar con la resina de chicle como sustituto del caucho. Aunque sus intentos de utilizarlo como caucho no tuvieron éxito, Adams se dio cuenta de que la resina de chicle era adecuada para la fabricación de chicles para masticar. En 1871, introdujo el primer chicle comercialmente exitoso llamado "Chiclets". Esto marcó el inicio de la era moderna del chicle.

Después del éxito de Chiclets, otras empresas se sumaron a la industria de chicles y comenzaron a experimentar con sabores y envoltorios. La goma de mascar se convirtió en un popular pasatiempo, especialmente entre los niños y los soldados durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, ya que se incluía en las raciones militares.

A lo largo del siglo XX, la industria del chicle experimentó un crecimiento significativo, con empresas como Wrigley's, Trident y Juicy Fruit lanzando una variedad de sabores y tipos de chicles. Se introdujeron chicles sin azúcar y con beneficios para la salud bucal.

En la actualidad, el mercado de chicles es amplio y diversificado, con chicles que ofrecen sabores novedosos, beneficios para la salud y opciones sin azúcar. Los chicles también se han adaptado a las tendencias dietéticas y de salud, convirtiéndose en una alternativa a los caramelos y otros productos menos saludables.

¿Cómo se fabrican os chicles?

Paso 1: extracción de la resina de chicle

La fabricación de chicles comienza con la extracción de la resina de chicle de árboles de chicle, como el sapote o el chiclero. Los recolectores realizan cortes en la corteza de estos árboles, permitiendo que la resina fluya hacia recipientes especialmente diseñados. Una vez recolectada, la resina se somete a un proceso de purificación para eliminar impurezas como tierra y corteza.

Paso 2: preparación y mezcla

La resina de chicle purificada se mezcla con otros ingredientes clave, como azúcar, jarabe de glucosa, saborizantes y colorantes. La proporción de estos ingredientes varía según la receta y el tipo de chicle que se esté produciendo. Esta mezcla se calienta y agita en grandes calderas para obtener una consistencia suave y homogénea.

Paso 3: amasado y estiramiento

La masa resultante se somete a un proceso de amasado y estiramiento en enormes máquinas. Durante este proceso, se introduce aire en la masa, lo que crea una textura elástica. A medida que se amasa, la masa se vuelve más suave y elástica, y se forman burbujas en su interior, lo que es esencial para darle al chicle su característica textura masticable.

Paso 4: formado y corte

Después de alcanzar la textura deseada, la masa se moldea en tiras o bolas de chicle. La forma final dependerá del tipo de chicle que se esté produciendo. Estas tiras o bolas se cortan en piezas individuales del tamaño adecuado, listas para pasar a la siguiente etapa.

Paso 5: enfriamiento y endurecimiento

Las piezas recién cortadas pasan por un proceso de enfriamiento y endurecimiento. Esto les permite mantener su forma y textura durante un período de tiempo más largo. El enfriamiento es crucial para garantizar que los chicles no se derritan ni se deformen en condiciones normales de almacenamiento.

Paso 6: envoltura y empaque

Una vez que los chicles han enfriado y endurecido, se envuelven individualmente en papel de celofán o papel de aluminio. Este envoltorio no solo protege el chicle de la humedad y la contaminación, sino que también facilita su manejo y transporte. Luego, los chicles se empaquetan en cajas o paquetes, listos para ser distribuidos y disfrutados en todo el mundo.

El proceso de fabricación de chicles es una combinación de arte y ciencia, que comienza con la recolección de la resina de chicle y culmina en el envase que contiene ese delicioso dulce. Cada etapa, desde la extracción de la resina hasta el enfriamiento y el empaque, es esencial para producir chicles con la textura y el sabor característicos que todos conocemos. El resultado es un producto que ha deleitado a personas de todas las edades a lo largo de los años, convirtiéndose en un placer cotidiano para muchos.

La historia del chicle es un testimonio de cómo una antigua tradición de masticación de resinas naturales evolucionó para convertirse en un producto ampliamente consumido y apreciado en todo el mundo. Desde sus raíces en las civilizaciones antiguas hasta su lugar en la cultura contemporánea, el chicle ha experimentado una notable transformación a lo largo de los años.