Hace 40 años, en Japón empezaron a pensar cómo transportar sandías más fácilmente en grandes cantidades, además de permitir guardarlas al consumidor que tenía un pequeño refrigerador. Y entonces, a un tal Tomoyoki Ono tuvo una idea, había que darles una forma cuadrada, así encajaban mejor unas con otras para el transporte y almacenamiento, pero además, con una ventaja, se vendían (y se venden en la actualidad) más caras, como el doble que una normal.

¿Cómo consiguen sandías cuadradas en Japón? Pues bien, se coloca la fruta dentro de un contenedor cuadrado hecho con metal y cristal, y los agricultores sólo deben esperar entre tres y cuatro días para que adopte la forma.

Se convirtieron en productos de lujo y los precios se dispararon, llegando a los 300 euros por sandía.

En el país asiático hay varias empresas que venden este tipo de fruta. En la cultura asiática, la fruta tiene un significado diferente frente al de la cultura occidental.

Está asociada a prácticas sociales y culturales, y se regala.