El mensajero, el maestro, el guía, el gurú, el líder, el sacerdocio, el peregrino, el predicador, etc… de una variedad de sinónimos de aquello que no otra cosa, más que el medio; método a través del cual se esparce, se réplica, se reproduce una intención, una información.
Es fácil timar a las personas, y más en tiempos de entropia iniciatica hacia una nueva estructura de comprensión sobre proceso de experimentacion vivencial, en dónde una parte significativa de personas, somos susceptibles de confundirnos debido a la turbulencia del cambio, por lo que naturalmente surge la necesidad de ser guiado por un líder.
Lo cual nos hace caer en riesgo de creer en cualquier cosa, que, aunque de forma artificial, nos haga sentir seguros, nos corrobore esa sensación interna de que somos parte de algo, de una estructura mayor, de una sociedad, de una gran unidad.
Lo más difícil es hacerles saber a las personas que han sido engañadas, haciéndolas confundir qué tal unión está afuera, y en parte si es cierto, pero no del todo, ya que aquello, la materia, todo lo físico que contemplamos afuera, está estructurado por el dominio de nuestro campo.
*El campo de unificación emana de dentro de cada particula*
Así pues, podemos contemplar cómo de dentro de cada uno de nosotros emerge el caudal que nos enlaza como gotas de un inmenso mar.
La ausencia de esta compresión, ha llevado a la persona a vivir en el aislamiento y dejar que está confusión se programe en ignorancia manifestada, lo cual produce algo que llamamos miedo, y este a su vez generar sufrimiento.
Y el natural rechazo absoluto a estás 2 características, debido a la densidad de su frecuencia energética en la vida humana, hace a la persona dudar de si misma, de su capacidad y por lo tanto en su instintivo afán de seguir, solo anda a ciegas, porque su tercer ojo ha sido nublado por el miedo, así que anda fijándose en como anda el prójimo, que le sirve de guía para hacerlo igual, porque en él ve lo que cree hay que hacer. Y si se topa con la voluntad humana de solidaridad de otra persona, es posible que se sienta atraído por esta, y se motive a también ser igual, partiendo de hecho de que si tú puedes, yo puedo, somos humanos iguales, ya que esto último sí es parte de plan, la igualdad.
Pero...
No siempre la filantropía humana ha estado intencionada de benevolencia equitativa. Ciertamente habrá personas que en su afán de darles validez a sus ideales propios e individuales, y salpicados por la competitividad de ser mejor, cruzan el umbral, se revelan en contra del libre albedrío de cada quien, Persuadiendo al confundido de manera sutil, o a través de herramientas de inquisición que alimentan más al miedo que ya de por sí está mantenido en ellos a modo parasitario. Y si bien brindan al prójimo apoyo y motivación sobre como vivir la vida, les ofrecen actos materiales benévolos que apaciguan su ansiedad por salir del sufrimiento, si lo hacen, si atenúan el dolor, etc. Pero lo hacen es a cambio de que acepten sus métodos y enseñanzas como únicos e infalibles para "llegar" al bienestar paradisíaco, como si se tratase de una competencia hacia meta o lugar remoto lejos de cada uno de nosotros, cuando la realidad es que ese lugar no está allá afuera lejos, está cerca, está en nosotros.
Así que estos son los estatutos internos de grupos religantes, formados por líderes autoplocamados, que guían a una horda de personas confundidas, o perdidas, que solo repiten una misma secuencia de andar, o dicho en palabras simples, viven sus vidas bajo unas mismas creencias administrativas, en dónde el cuestionamiento es penalizado.
Y...
Honestamente debo decir que todo eso, aunque un poco cruel y soberbio, también está bien, porque, a su forma, también llevan a cabo el experimentar la vida, solo que lo hacen basándose en estás características o codificaciones densas, como lo son, miedo y sufrimiento.
Estás codificaciones ya no son compatibles con nuestro paradigma actual, ni física, ni mental ni emocionalmente, ya no estamos en esa sintonía, debo hacer énfasis que solo existe en el pasado, en recuerdo, pero como dignos co-creadores que somos, dicho recuerdo nos obliga, nos impulsa a traerlo a la realidad, manifestandolo inconcientemente por aquellos, los perdidos, confundidos, que solo viven para repetir, están inmersos en un bucle automátizado de guerra, dolor, caos y sufrimiento e injusticia, que cada vez son pocos, cada vez más y más van despertando saliéndose de ese bucle, y debido a los niveles de potencial que han alcanzado sus líderes, es que hoy vemos cada vez con más ruido los gritos de muerte, los gritos de la trascendencia, gritan porque temen no comprender tan inconmensurable belleza.
Un ejemplo simbólico de como nuestro interior nos puede ayudar a comprender el propósito de experimentar la vida, y ya que actualmente la mayoría de las codificaciones o creencias humanas para religarse están inoperantes, en proceso de extinción, podría resultar idóneo hechar un vistazo a los mensajeros de la naturaleza, contemplar los ritmos armónicos que se llevan a cabo en la madre naturaleza en una danza eterna muy prolija, metódica y que trae consigo un mensaje de intención amorosa.
Tampoco te confundas diosificando la naturaleza como deidad suprema, se trata de que al igual que toda la vida existente; desde lo micro, átomos, células, minerales, floral o vegetal, animal, planetarias, y hasta lo macro, tu humanidad también es acordé armónico de la sinfonía de la existencia.
Así que bueno, no se trata del mensajero, e incluso podría decir que tampoco del mensaje, puesto que el mensaje es un acto que simboloza la síntesis de una intensión, de modo que yo le agregaría de que podría tratarse de como reaccionamos ante el significado que cada uno de nosotros le damos a ese mensaje.
Ante la duda de cuál es la intención del mensaje que tú prójimo te emite, ama.
Y si sientes obligado, si sientes que es forzado, que algo dentro de ti inexplicable, lo rechaza, hazte por favor atención a ti, te estás diciendo a ti mismo que allí no es tu estado vital.
Dugiris Mendoza Estrada