La historia de los mapas antiguos está llena de fascinantes errores que reflejan la percepción limitada y, a menudo, mitológica que las civilizaciones antiguas tenían sobre el mundo. Estos errores nos muestran cómo el conocimiento se mezclaba con leyendas y suposiciones, creando representaciones distorsionadas del planeta. Desde la isla de San Borondón en el Atlántico, hasta las míticas Montañas de la Luna en África, estas equivocaciones en la cartografía antigua ofrecen un vistazo a la manera en que nuestros antepasados entendían su entorno.
La Isla de San Borondón: El misterio de la isla fantasma
Uno de los errores más misteriosos y duraderos de la cartografía antigua es la inclusión de la Isla de San Borondón en los mapas del Atlántico. Ubicada supuestamente al oeste de las Islas Canarias, esta isla fue un enigma para navegantes y cartógrafos durante siglos, apareciendo en mapas desde el siglo XV hasta el XVIII.
¿Qué decía la leyenda de San Borondón?
La leyenda tiene sus raíces en los relatos del monje irlandés San Brendan, también conocido como San Borondón en la tradición española. Según las crónicas medievales, Brendan emprendió un viaje en el siglo VI en busca del Paraíso Terrenal, en el cual habría descubierto una isla que aparecía y desaparecía. Se cuenta que al intentar desembarcar, la isla se esfumaba ante sus ojos, ganándose así el apodo de la "Isla Móvil".
Avistamientos y cartografía
A lo largo de los siglos, varios navegantes afirmaron haber visto San Borondón. Este mito fue tan persistente que cartógrafos europeos comenzaron a incluir la isla en sus mapas, señalándola al oeste de las Canarias. Piri Reis, un famoso almirante y cartógrafo otomano, representó San Borondón en sus mapas del Atlántico en el siglo XVI.
Sin embargo, cada expedición enviada para localizar la isla regresaba sin éxito. Hoy, los expertos sugieren que los avistamientos probablemente se debieron a espejismos o ilusiones ópticas causadas por la luz refractada sobre el océano.
La desaparición de la isla de los mapas
Aunque la ciencia desmintió la existencia de San Borondón en el siglo XVIII, la leyenda persistió mucho tiempo después. Este mito es un ejemplo perfecto de cómo las creencias, la mitología y la falta de conocimiento podían influir en la cartografía de la época, creando territorios fantasma en los mapas.
Las Montañas de la Luna: El misterioso origen del Nilo
Las Montañas de la Luna, o Montes Lunae, eran una cadena montañosa mítica que, según los antiguos geógrafos, constituían la fuente del río Nilo. Durante siglos, el origen del Nilo fue un enigma que intrigó a exploradores y cartógrafos de diferentes épocas. Estas montañas fueron el principal candidato en los mapas antiguos, desde la época clásica hasta el Renacimiento.
La teoría de Ptolomeo
El geógrafo Claudio Ptolomeo, en el siglo II d.C., fue quien popularizó la idea de las Montañas de la Luna como la fuente del Nilo. Según sus escritos, estas montañas estaban ubicadas en el interior de África, al sur del Sahara, y sus ríos alimentaban los afluentes del Nilo. Sin embargo, Ptolomeo no había viajado personalmente a esta región y basó su cartografía en los relatos de comerciantes y viajeros que habían visitado las zonas costeras del este de África.
Representación en mapas
Los mapas medievales y renacentistas continuaron incluyendo las Montañas de la Luna, situándolas en el centro del continente africano, en lo que hoy es la región de los Grandes Lagos. A medida que más exploradores europeos se adentraban en África durante el siglo XIX, quedó claro que no existía tal cadena montañosa. En su lugar, se descubrió que el Lago Victoria y otros lagos grandes eran los verdaderos orígenes del Nilo.
La persistencia del mito
Aunque las expediciones finalmente descartaron la existencia de las Montañas de la Luna, la leyenda tuvo una gran influencia en la cartografía durante siglos. Incluso en el siglo XIX, los exploradores como Richard Francis Burton y John Hanning Speke seguían en busca de pistas que conectaran esta antigua leyenda con el origen real del Nilo. Hoy en día, las Montañas de la Luna han dejado de ser un mito geográfico, pero su nombre ha sido dado a una cordillera real en Uganda y el Congo, conocida como las Montañas Ruwenzori.
Terra Australis: El continente fantasma del hemisferio sur
La Terra Australis Incognita, o "Tierra Desconocida del Sur", fue uno de los errores cartográficos más grandes y persistentes en la historia. Durante siglos, los geógrafos europeos creían que debía haber un vasto continente en el hemisferio sur para equilibrar las masas terrestres del hemisferio norte. Este continente imaginario aparece en los mapas desde la Antigüedad clásica hasta bien entrado el siglo XVIII.
La teoría de equilibrio geográfico
La creencia en la Terra Australis surgió de la idea aristotélica de que el mundo debía estar en equilibrio. Los geógrafos clásicos, como Ptolomeo, pensaban que si había grandes continentes al norte (como Europa y Asia), debía haber una masa terrestre igual de grande en el sur para mantener el equilibrio del planeta. A esta tierra desconocida se le dio el nombre de Terra Australis, y aunque nadie la había explorado, su existencia fue asumida como un hecho.
Representación en mapas renacentistas
Durante el Renacimiento, cartógrafos como Gerardus Mercator y Abraham Ortelius incluían la Terra Australis en sus mapas. Este continente fantasma se extendía desde las regiones polares hasta el sur de África y Asia. La llegada de los exploradores portugueses y españoles al Océano Índico no proporcionó pruebas de la existencia de este continente, pero la creencia en él persistió.
La exploración de James Cook
No fue hasta las expediciones del siglo XVIII que la idea de la Terra Australis comenzó a desmoronarse. James Cook, en sus viajes por el Pacífico Sur, descubrió que gran parte del hemisferio sur estaba cubierto por el océano. Aunque llegó a la Antártida, esta masa de tierra era mucho más pequeña de lo que se creía. La Terra Australis dejó de aparecer en los mapas a partir de entonces, aunque su influencia se mantuvo en la cartografía moderna, donde el nombre "Australia" se utilizó para designar el continente descubierto.
Antillia: La isla de las siete ciudades
Antillia, también conocida como la Isla de las siete ciudades, es otro error cartográfico que persiguió a los navegantes europeos durante siglos. Ubicada en el Océano Atlántico, al oeste de Portugal y España, Antillia fue durante mucho tiempo considerada una isla real, aunque su existencia nunca fue confirmada.
La leyenda de los obispos
La historia de Antillia está vinculada a la leyenda de que siete obispos cristianos, huyendo de la invasión musulmana de la Península Ibérica en el siglo VIII, se embarcaron hacia el Atlántico y encontraron refugio en una isla, donde fundaron siete ciudades. Esta isla, según los relatos, era un paraíso de riqueza y prosperidad.
Aparición en mapas
Antillia aparece en mapas desde el siglo XIV, en portulanos y mapas renacentistas como el Atlas Catalán de 1375. Cartógrafos como Pietro Vesconte y Martin Behaim incluyeron la isla en sus mapas. Aunque la isla nunca fue avistada en expediciones, el mito fue tan influyente que el nombre "Antillia" dio lugar a la denominación de las Antillas, el archipiélago del Caribe.
La desaparición de Antillia de los mapas
Con el tiempo, las expediciones al Atlántico y el descubrimiento de América en 1492 desplazaron el interés por Antillia. A medida que los navegantes exploraban el Caribe y se hacía evidente que no existía tal isla, Antillia desapareció de los mapas. Sin embargo, su legado permanece en el nombre de las Antillas, recordándonos el poder de las leyendas en la cartografía.
El Mar de Zanj: Un océano fantasma en África Oriental
El Mar de Zanj es otro de los errores más curiosos en la cartografía medieval. Durante siglos, los geógrafos árabes y europeos creían que la costa oriental de África estaba rodeada por un vasto mar interior, conocido como el Mar de Zanj.
La confusión geográfica
Este error se debió en gran medida a la limitada información que los cartógrafos poseían sobre el interior de África. Aunque los comerciantes árabes navegaban frecuentemente por la costa este de África, las regiones interiores seguían siendo en gran parte desconocidas. Los cartógrafos asumieron la existencia de un mar interior basado en descripciones vagas y malinterpretaciones de las rutas comerciales.
Impacto en la cartografía
El Mar de Zanj apareció en numerosos mapas, incluyendo los realizados por cartógrafos árabes y europeos durante la Edad Media. Sin embargo, a medida que las exploraciones avanzaban y se conocía mejor la geografía africana, este error fue corregido, y el Mar de Zanj desapareció de los mapas.
Cipango: El Japón distorsionado en los mapas de Colón
El nombre de Cipango, la forma medieval de referirse a Japón, aparece de manera prominente en los mapas europeos previos al descubrimiento de América. Cristóbal Colón estaba convencido de que, navegando hacia el oeste, llegaría a Cipango, basando su plan en los mapas distorsionados de la época.
Relatos de Marco Polo
La representación de Cipango en los mapas europeos fue influenciada por los relatos del famoso explorador veneciano Marco Polo, quien describió a Japón como una isla rica en oro y joyas. Aunque Polo nunca visitó Japón, sus descripciones exageradas se convirtieron en la base de la visión europea de Cipango. En los mapas, Cipango era una isla de grandes proporciones, mucho más grande y rica de lo que realmente era.
Los mapas de la época situaban a Cipango mucho más cerca de Europa de lo que realmente estaba, lo que llevó a Colón a suponer que el viaje a Asia era factible navegando hacia el oeste. Sin embargo, en lugar de llegar a Japón, Colón descubrió el continente americano, un error que transformó el curso de la historia.
supongo que hoy con los satélites es fácil comprobar estas cosas...