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El insólito oficio de los "despertadores humanos"

El insólito oficio de los "despertadores humanos"

Con anterioridad al siglo XIX, y a la industrialización, la jornada laboral de cada persona daba comienzo dependiendo de su oficio en cuestión, puesto que la mayoría de la población trabajaba en el mundo rural o tenía oficio propio, y por tanto las personas no tenían un horario fijo para comenzar o acabar su jornada laboral (durante siglos, la población se despertaba con el canto del gallo, los primeros rayos de sol o por ejemplo con el sonido de las campanas de la Iglesia).

A partir de mediados del siglo XIX, y especialmente en las grandes ciudades, la cosa cambió. Tras la revolución industrial, los trabajadores de las fábricas, que cada vez eran más, debían seguir el horario impuesto por la industria (muchas personas se se integraron al mercado laboral, teniendo que ir a trabajar a las fábricas y empresas de reciente creación).

Esta es la razón por la que se creó en algunas poblaciones la curiosa figura del "despertador humano" (en inglés ‘knocker-up’), personas que recorrían las calles con el encargo de despertar a los trabajadores con el fin de que no llegasen tarde a sus puestos de trabajo.

Fue algo muy popular en grandes ciudades, especialmente de Gran Bretaña e Irlanda, pero también se dio en otros países, como por ejemplo, en España.

En el caso concreto de España se dio durante las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado, y eran los serenos, quienes llevaban a cabo la labor de despertador humano, avisando no sólo a los trabajadores de las fábricas, sino también a aquellos cuyos oficios necesitaban ser comenzados a horas intempestivas, como es el caso de los panaderos, repartidores o pescadores.

Estos "despertadores humanos" iban provistos de una vara o caña de bambú con la que golpeaban la puerta o ventana de la persona a despertar. Hasta que ésta no se asomaba, y quedaba constancia de que ya se había levantado, el despertador humano no se marchaba.

Esta iniciativa llegó a ser muy popular y fueron muchas las personas que ejercieron este oficio, la mayoría jubilados y algunos policías que, para llevarse un sobresueldo, realizaban esta tarea mientras hacían la ronda de vigilancia.

También ejercieron este oficio algunas mujeres (quizá la más conocida sea Mary Smith, quien utilizaba la curiosa técnica de usar una pequeña cerbatana con la que lanzaba piedrecitas o frutos secos -cacahuetes- contra las ventanas de aquellos a los que debía despertar).

Comentarios (3)

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kruskea • Hace 3 años, 1 mes

Excelente historia. Muchas Gracias por compartir

eleperez • Hace 3 años, 2 meses

por lo que me han contado, en España por lo menos, los serenos vigilaban las calles, regulaban el alumbrado público y también hacían de guardianes de las llaves de viviendas y comercios...una profesión sin duda singular

beasan33 • Hace 3 años, 2 meses

tantos años oir hablar a mis padres del "sereno" y no tenía ni idea de que eran estas personas....😉