Situado en el centro de Francia, en la localidad de Reignac-sur-Indre, en Touraine, una bellísima región del centro del Loira, es un lugar perfecto para para perderse, literalmente. Es uno de los laberintos más extraordinarios e impresionantes del mundo.

Se abrió al público en 1996, tiene una extensión de 4 hectáreas, y reaparece con un nuevo diseño cada primavera, ya que está formado por maizales y girasoles que cambian cada año e invitan a los visitantes, más de 100.000 al año, a que lo atraviesen y consigan llegar al otro lado.

¿lo conseguirían?