Se llama Oymyakon, un pequeño pueblo siberiano situado en la República de Sajá, en Rusia, y que a lo largo de su historia ha llegado a alcanzar temperaturas en invierno por debajo de los -70ºC, concretamente -71,2ºC, temperatura que se obtuvo por extrapolación en el invierno de 1926 (es la temperatura más baja jamás registrada en una zona habitada en todo el hemisferio Norte).

En idioma yakuto, su nombre significa "agua líquida, o agua que no se congela", debido a las aguas termales que emanan en sus cercanías.

A este inhóspito lugar, que apenas cuenta con una vieja pista de aterrizaje que data de la II Guerra Mundial, una fábrica de leche (que se paraliza entre los meses de octubre y marzo) y una escuela, se llega habitualmente por la carretera M56 rusa, una solitaria ruta de unos 2.000 km que casi todo el año permanece cubierta de hielo y nieve, y que también es conocida como "la carretera de los huesos" según parece, ya que en sus orillas permanecen los restos de miles de presos que murieron congelados construyendo la ruta durante la dictadura comunista soviética.

Este lugar, que llega a tener un "invierno" de cerca de 9 meses de duración al año, y de unos 500 habitantes, está a unos 30 km de la carretera principal y presenta detalles de lo más curiosos y sorprendentes. Por ejemplo, la temperatura más alta (osea, menos fría) medida aquí en un enero-febrero, fue de -16ºC, porque lo habitual es que en los meses de invierno (cuando los días duran 3 horas y las noches 21) el termómetro se desplome hasta los -40ºC ó -50ºC (incluso más), permaneciendo así las 24h del día durante 3 ó 4 meses seguidos.

Durante el invierno, cuando se registran hasta -60ºC, los aviones directamente no vuelan a esta zona por lo que las mercancías sólo lllegan por carretera. Además, cuando alguien muere, el suelo está tan congelado que tampoco pueden cavar tumbas. Es por eso que en caso de algún fallecimiento, primero se tienen que hacer hogueras para poder derretir el hielo antes de meter el pico y la pala. En ocasiones, cavar una fosa puede tardar hasta 3 días. 

Los coches aquí no pueden parar los motores en ningún momento porque los líquidos se congelan casi al instante, y no sólo los líquidos o el combustible, cualquier superficie corporal que se lleve al aire, pestañas, nariz, párpados, e incluso la ropa que se tiende, todo se congela casi al instante. El pescado extraído del lago helado se congela casi en el acto (de hecho los barcos no pueden faenar en invierno), y tanto el agua como la leche son servidas en bloques, congelados, a las puertas de las casas.

Debido a estas condiciones tan extremas, la dieta de los habitantes de este lugar es fundamentalmente carnívora, ya que no hay plantas (y por tanto frutas o verduras) que puedan crecer bajo estas condiciones. Algunas comidas habituales son la carne de venado, de ternera, potro, y también el pescado crudo y la sangre de caballo con pasta. El resto de la comida asequible es casi toda envasada. 

Los niños y adolescentes del lugar, de hecho, están exentos de acudir a sus clases cuando la temperatura llega a los -50ºC, y en muchas cosas, por lo que parece, no hay agua corriente sino bloques de hielo en la puerta. Además, en algunos lugares del valle, ante la imposibilidad de tener sistemas de cañerías que resistan las heladas, hay letrinas o baños en casetas en el exterior.

Se dice que en la escuela se usan lápices porque la tinta de los bolígrafos llega en estado sólido, e incluso llevar gafas es problemático, ya que a cualquier rastro de humedad superficial las gafas se pegan a la piel.

Pese a todo, aquí si llega la TV por satélite y hay wifi, ya que, obviamente, la gete no pasa mucho tiempo fuera de casa al año.

Para aquellos valientes que llegan hasta aquí, hay un único hotel, de 10 habitaciones y con agua caliente abierto en 2007.