El 18 septiembre 2011, en Irlanda, los arqueólogos hicieron un macabro hallazgo que bien podría haber sido sacado de una película de terror.

Unos esqueletos humanos del s.VIII se descubrieron con grandes piedras metidas en la boca, algo que los investigadores creen que los residentes locales hicieron en su momento en su creencia de que con ello detendrían a los muertos en caso de querer volver a caminar sobre la Tierra como muertos vivientes o “zombies”.

La investigación había comenzado 6 años atrás en lo que se suponía que era un estudio de las iglesias medievales en el condado de Roscommon, Irlanda, y Chris Lee, del Instituto de Tecnología en Sligo, Irlanda, estuvo al frente del equipo durante una serie de excavaciones realizadas entre 2005 y 2009 a Kilteasheen, cerca del lago Key.

Dos esqueletos masculinos, uno de una edad comprendida entre los 40 y los 60 años y el otro, un adulto joven, probablemente de unos 20 años, habían sido encontrados entre cientos de otros restos, pero estos dos cuerpos eran distintos.

Uno de ellos estaba acostado con la cabeza mirando hacia arriba y con una piedra grande y negra deliberadamente metida en su boca. El otro tenía la cabeza girada hacia un lado y había una piedra aún mayor encajada muy violentamente en la boca para que sus mandíbulas se dislocaran.

Los dos cuerpos se encontraron uno al lado del otro y fueron descubiertos a la vez.

Primero se pensó que se había tropezado con un campo de sepultura de la Peste Negra, y es que en aquel entonces, hacia el final de la Edad Media, con frecuencia los restos de muchas personas eran enterrados con piedras en la boca debido a rituales y creencias relacionadas con el vampirismo.

La creencia de que los muertos vivientes o “zombies” pueden regresar de la tumba tiene sus raíces en la cultura haitiana según parece, donde se ha vinculado a ritos vudú y a brujería.

Concretamente, la superstición está tan arraigada en la isla caribeña que se han dado casos en los que los familiares de los muertos desmembraron un cadáver para que no pudiera volver como un “zombie”. Otros montan guardia sobre la tumba para vigilar el cuerpo hasta que la descomposición se ha completado.

De acuerdo a estas creencias, un “zombie” se levantará de su tumba en un trance hipnótico, capaz de responder a estímulos, pero sin conciencia de sí mismo.

Inicialmente, los arqueólogos creían que el ritual de colocar una piedra en la boca podía tener relación con asesinatos vampíricos, en los que era clavada una estaca en el corazón del cuerpo. Se creía que los vampiros propagaban la peste y una piedra dentro de la boca se pensó podía evitarlo. Otros creen que la colocación de una piedra en la boca de un cadáver era para que, literalmente, se murieran de hambre.

En 2009, los restos de una mujer de 60 años de edad, con una roca en la boca fue hallada en la isla veneciana de Lazzaretto Nuovo.

Pero las creencias vampíricas en la cultura popular no se desarrollaron hasta el s.XVI y por lo tanto, ello no explica por qué las piedras se encuentran en esqueletos que datan del s.VIII.

Se piensa por tanto que en estos casos de Irlanda, las piedras en la boca, podrían haber actuado como una barrera para detener a los posibles “muertos vivientes” e impedirles volver de sus tumbas.

Según algunos arqueólogos, la boca era vista como el principal portal para que el alma abandonara el cuerpo después de la muerte, y a veces, el alma podía volver al cuerpo y volver a animarlo, o bien un espíritu maligno podía entrar al cuerpo por la boca y traerlo de vuelta a la vida.