Tiene una longitud de 9.283 km, une dos continentes y atraviesa una de las regiones más frías e inhóspitas del planeta. Nace en Moscú, a no demasiada distancia de las costas del Mar Báltico y llega hasta Vladivostok, a orillas del Océano Pacífico, justo frente a las islas del Japón, a tan sólo unos 200 km de la frontera con Corea del Norte, toda una proeza de ingeniería y uno de los viajes en tren más largos del mundo, si no el que más, a aproximadamente unos 70 km/h..
Les hablo del ferrocarril transiberiano, inaugurado hace poco más de un siglo, en junio de 1904, la última gran obra de los zares de Rusia (de hecho fue un empeño de éstos, que querían unir su gigantesco imperio, casi intransitable e inexplorado por entonces, por lo inhóspito de sus condiciones climáticas).
Pueden imaginarse que fue (y es) una obra faraónica, hecha a pico y pala, mucho más hace 100 años, y parece ser que costó unos 300 millones de rublos de la época, unos 6.000 millones de los euros actuales.
El transiberiano permitió el inicio del transporte de pasajeros y mercancías a lugares que quedaban totalmente aislados durante más de 6 meses al año.
Se tarda en ir desde Moscú a Vladivostok y volver unas 2 semanas (la ida son unas 143 horas, unos 7 días y 6 noches), y discurre por un país tan grande, tan enorme, que tiene 8 husos horarios (mientras que en Vladivostok la gente se está metiendo en la cama, en Moscú se estan despertando, así de inmensa es Rusia).
Hoy por hoy el transiberiano sigue plenamente activo y aunque hoy tiene algunas rutas más (va además a Mongolia, China y Corea del Norte), la mítica siempre será la de Moscú-Vladivostok (desde la Rusia europea, a través de la desolada Siberia y Manchuria, hasta su parada final).
En el larguísimo trayecto es posible apreciar la enormidad del país, sus paisajes y los efectos que han dejado las distintas épocas en ellos. La inhóspita Siberia; la estepa y la taiga, el imponente lago Baikal, el mercado del pescado de Irkutsk, así como también la huella dejada por los zares.
En Rusia, además de la propia Moscú, con su Kremlin. la Catedral del Cristo Salvador, el Monasterio Novodévichi o la Plaza del Manège, hay que ver lugares como Ekaterimburgo, la capital de los Urales y la 4º ciudad del país.
Fue éste el lugar donde, en 1918, los bolcheviques asesinaron al zar Nicolás II, el último zar, y a toda su familia (no lejos de allí está Gánina Yama, la mina abandonada donde fueron escondidos los restos de la familia imperial rusa después de su ejecución).
También está Novosibirsk, la capital de Siberia, con su pintoresco Mercado Agrícola, la Avenida de Krasni Prospekt, la Plaza Lenin, el Teatro de la Ópera y Ballet, las casas de madera en el barrio antiguo o la Capilla de San Nicolás.
No lejos de Novosibirsk, a unos 25 km, se encuentra Akademgorodok, con su museo del ferrocarril que cuenta con una espléndida colección de locomotoras y coches soviéticos.
La escala, dicen, más popular del trayecto del transiberiano es Irkutsk, la puerta al lago Baikal, el lago más profundo del mundo. Pero también están su catedral ortodoxa, su barrio antiguo, el mercado de pescado o por ejemplo el monumento a los pioneros de Siberia.
Vladivostok, final de recorrido y situada en las orillas del Mar de Japón, fue fundada por los rusos en 1860 como defensa frente a los posibles avances de Japón. Su significado en ruso es, dicen: “Señor de Oriente”.
Es una experiencia única sin duda, no importa en realidad si vas en primera o en turista (aunque está claro en cuál vas más cómodo, jeje) porque la experiencia de cruzar la fría e inhóspita Rusia de Oeste a Este y viceversa es sin duda algo para recordar...
Un viaje increíble. Me encantaría!!
debe ser toda una experiencia...cruzar un país tan grande de punta a punta con tantos paisaje, historia y lugares que ver...
madre mia 9000 km en tren!!!! impresionante...
😲😲😲