La pizza, ese plato tan delicioso que tanto nos gusta a todos (o a casi todos) tiene un origen incierto, aunque posiblemente sus antecedentes alcancen hasta los primeros usos del pan por parte de la humanidad y la cocina de pueblos antiguos como el griego.

Teniendo en cuenta que el tomate no llegó a tierras europeas hasta el siglo XVI y hasta finales del XVII la población no lo asumió como un alimento, el nacimiento de la pizza más básica, formada esencialmente por masa de pan, queso y salsa de tomate, nunca pudo haber ocurrido antes del siglo XVII, posiblemente en Italia, y más concretamente en la ciudad de Nápoles.

Pero una versión más primaria podría ser incluso anterior, muchos siglos atrás, con la mismísima invención del pan.

En la antigua Grecia por ejemplo no eran raros los panes planos (como si de una pizza, una focaccia o una coca mediterránea se tratase, a las que añadían diferentes ingredientes.

Es conocido el ejemplo del plakous, pan al que se le añadían plantas aromáticas, ajo y cebolla). Incluso los persas se dice que comían panes planos en los que fundían queso y añadían dátiles.

Se sabe también que las tropas romanas consumían unas antiguas focaccias, de origen etrusco. De hecho, en las ruinas de Pompeya, la ciudad de la Antigua Roma que quedó arrasada por la erupción del Vesubio, se encontró un pan redondo cortado en ocho porciones que inevitablemente recuerda a la pizza.

El origen del término «pizza» hace referencia a ese modo de elaborar la masa, extendiéndola, ya que proviene de «pinsa», participio pasado del verbo latino «pinsere», que significa ‘machacar’, ‘presionar’ o ‘aplastar’.

Posiblemente es en el siglo XVIII, en los arrabales más pobres de Nápoles. cuando se cree que todos estos ingredientes se dieron cita definitivamente dando lugar a la pizza.

El uso del tomate se dice que lo iniciaron los vendedores de espaguetis, según algunos estudiosos, y los vendedores de «pizzas blancas» (masas con ajo, perejil y aceite de oliva) simplemente habrían emulado la práctica en sus productos para contrarrestar la novedad de la competencia. La rivalidad habría sido el detonante.

En Nápoles se empezó a elaborar con aceite de oliva, tocino, queso, tomate y anchoas en salazón. Era el alimento que los más pobres y necesitados comían prácticamente a todas horas.

La popular pizza marinara, condimentada con tomate, ajo, orégano y aceite de oliva, un gran clásico napolitano, se habría creado también en la primera mitad del siglo XVIII.

Poco antes de la II Guerra Mundial se popularizó por toda Italia, y como ya se sabe, al resto del mundo más tarde gracias al retorno de las tropas norteamericanas que la habían conocido en Europa durante la gran guerra.

En cada rincón del planeta han ido surgiendo nuevas variedades de pizza, y claro está, no podemos dejarnos atrás el que posiblemente es, hoy hoy, el otro gran foco pizzero en el mundo, además de la propia Italia, los Estados Unidos, y concretamente Nueva York (pizzerías como Lombardi’s, abierta desde 1905 en el barrio Little Italy, se convirtieron en populares embajadas gastronómicas).

En poco tiempo surgirían las franquicias, propagándose todavía más la especialidad con Shakey’s Pizza, la primera cadena, y sobre todo con Pizza Hut, que empezó en 1958. Hoy en día hay muchos lugares donde se hacen pizzas muy interesantes: Chicago, Canadá, Nápoles, Nueva York, Buenos Aires...¿dónde has comido tu mejor pizza?