Aquí va una historia que posiblemente no conocías, la historia de Pollyanna, el reno que pasó 6 semanas con 56 marineros británicos en el HMS Trident, un submarino de clase "T" de la Royal Navy durante la II Guerra Mundial.

Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en junio de 1941, el HMS Trident estableció su base en Polyarny, cerca de Murmansk, en el Círculo Polar Ártico, durante los últimos meses de 1941.

La tarea de este submarino era promover maniobras conjuntamente con la marina soviética y patrullar el área entre el Cabo Norte y el fiordo de Varanger. Al hacerlo, no solo atacarían las rutas de suministro alemanas sino que también protegerían los convoyes británicos que proveían a las fuerzas rusas a través de Murmansk.

En su última noche en el puerto, antes de regresar a casa, el almirante ruso comió con el comandante Geoffrey Mainwaring Sladen. En su discurso a los oficiales reunidos, Sladen, por lo que parece, mencionó que su esposa tenía dificultades para maniobrar el cochecito de su bebé por la nieve en la ciudad, y en respuesta, el almirante ruso comentó que lo que necesitaban era un reno.

Parece ser que cuando el submarino británico se estaba preparando para partir, a la mañana siguiente, dos cajas llegaron al muelle, dirigidas al Comandante Sladen, como obsequio de su anfitrión ruso de la noche anterior.

Dentro de una de las cajas había una gran cantidad de musgo fresco local. La otra contenía un reno hembra joven.

Con poco espacio disponible, parece que Sladen no quiso rechazar el regalo por no parecer grosero, y ordenó que los regalos se llevaran a bordo del submarino a través de la escotilla de carga de torpedos, en la cubierta principal.

Cada noche, el submarino navegaría en superficie durante un breve período para recargar sus baterías, y durante este tiempo, la escotilla se dejaría abierta para dar a la tripulación aire fresco y alimentar los motores diesel que impulsaban la embarcación en la superficie.

Cuando esto sucediera, a los renos se les permitiría salir a respirar aire fresco.

Aún más curioso es que, en lugar de regresar a Gran Bretaña, el HMS Trident tenía órdenes de patrullar las costas noruegas en una misión de varias semanas. El barril de musgo que entregaron a la tripulación del Trident para dar de comer a Pollyanna se terminó al tercer día, así que durante la mayor parte de la travesía el animal tuvo que alimentarse con las sobras de la cocina. En especial le encantaba la leche condensada. Y es que Pollyanna resultó ser un animal de gustos exquisitos.

Los hombres del Trident le habían acondicionado un espacio en el almacén de torpedos, pero ella insistía en dormir en el camarote del capitán, junto a su cama. El capitán Sladen, un hombre grande y corpulento que había sido jugador de rugby, se convirtió en una figura materna para Pollyanna.

Al llegar a casa, el animal había engordado tanto que tuvieron que tirar de él para sacarlo por la escotilla de carga de los torpedos.

Una vez en tierra, el animal fue enviado al Regent’s Park Zoo de Londres (actualmente el Zoo de Londres), donde vivió el resto de sus días, muriendo, irónicamente, pocos días después de que el HMS Trident fuera dado de baja en 1947.