Esparta, también conocida como Lacedemonia, fue una de las polis (ciudades-estado) más poderosas de la antigua Grecia. Su fama no solo se debe a su fuerza militar y a su victoria en la Guerra del Peloponeso, sino también a su sistema social, su educación militar y su estricta estructura política, que difería radicalmente de la de otras ciudades griegas como Atenas. Veamos juntos las diferentes facetas que definieron a Esparta, un lugar donde el deber hacia el estado era lo primero.

Historia y origen de Esparta

La ciudad de Esparta fue fundada durante el siglo IX a.C. por los dorios, una tribu indoeuropea que se asentó en la región del Peloponeso tras la caída de la civilización micénica. A diferencia de otras ciudades-estado griegas, Esparta desarrolló una sociedad altamente militarizada con un enfoque intenso en la formación de guerreros. Durante los siglos siguientes, Esparta creció en poder, llegando a dominar buena parte del sur del Peloponeso, incluida la fértil región de Mesenia, que se convirtió en la principal fuente de alimentos para el estado espartano.

La política espartana era única en el mundo griego antiguo. Estaba regida por un sistema dual de monarquía conocido como diarquía, lo que significaba que Esparta tenía dos reyes simultáneamente. Estos reyes pertenecían a dos dinastías diferentes, los Ágidas y los Euripóntidas, y eran responsables de la conducción de las guerras y la administración del culto religioso.

Además de los dos reyes, la estructura política espartana incluía:

• La Gerusía: Este era el consejo de ancianos, formado por 28 hombres mayores de 60 años, junto con los dos reyes. Sus miembros eran elegidos de por vida y su función principal era proponer leyes que luego eran votadas por la Asamblea (Apella). También actuaban como tribunal supremo en casos judiciales importantes.

• La Apella: Era la Asamblea de ciudadanos espartanos (hombres mayores de 30 años) que decidía sobre asuntos importantes del estado, como la guerra y la paz, y elegía a los miembros de la Gerusía. No se fomentaba el debate, los miembros solo votaban levantando la mano.

• Los éforos: Cinco magistrados electos anualmente que ejercían gran poder dentro de Esparta. Supervisaban la educación de los jóvenes, vigilaban las actividades de los reyes y podían destituir a los monarcas si consideraban que no estaban cumpliendo con su deber.

Este sistema político estaba diseñado para mantener el equilibrio entre las diferentes fuerzas en la sociedad espartana, reduciendo el riesgo de tiranías o de excesos por parte de un solo rey.

Sociedad espartana: La pirámide social

La estructura social de Esparta era estrictamente jerarquizada y estaba diseñada para apoyar el sistema militar. La sociedad espartana estaba dividida en tres clases principales:

• Espartiatas (Homoioi): Los ciudadanos espartanos de pleno derecho, que dedicaban su vida a la guerra y a la preparación militar. Solo los hijos de ciudadanos podían aspirar a ser espartiatas. Para ellos, el entrenamiento militar comenzaba a los 7 años y continuaba hasta los 30. Los espartiatas poseían tierras y disfrutaban de ciertos derechos políticos, pero no trabajaban en ellas; dependían del trabajo de los hilotas.

• Periecos: Eran los habitantes libres de Esparta, pero sin derechos políticos. Vivían en los alrededores de la ciudad y se dedicaban principalmente al comercio y la artesanía. Los periecos eran importantes para la economía espartana, ya que los espartanos consideraban indigno involucrarse en actividades comerciales.

• Hilotas: Los hilotas eran esclavos del estado, principalmente descendientes de pueblos conquistados como los mesenios. Trabajaban la tierra que pertenecía a los espartiatas, proporcionando el sustento que permitía a los ciudadanos dedicarse completamente a la guerra. Aunque los hilotas eran una clase subyugada, superaban en número a los espartiatas, lo que llevó a constantes tensiones y rebeliones.

Educación y entrenamiento militar: El Sistema del Agogé

El aspecto más distintivo de la sociedad espartana era su sistema educativo, conocido como Agogé. Este programa, obligatorio para todos los varones espartanos, era una de las formaciones militares más duras de la antigüedad. El agogé comenzaba a los 7 años y se enfocaba en la preparación física, la resistencia al dolor y la formación moral para convertir a los jóvenes en guerreros disciplinados y valientes.

Los jóvenes espartanos aprendían a soportar el hambre, el frío y las incomodidades. Se les enseñaba a robar para sobrevivir, pero si eran atrapados, eran castigados, no por el robo en sí, sino por ser descubiertos. El sistema educativo buscaba fomentar la independencia y la astucia.

A los 20 años, los jóvenes pasaban a formar parte del ejército y vivían en barracones militares, donde continuaban entrenando hasta los 30 años. A partir de entonces, podían casarse y establecer sus hogares, pero seguían dedicados al servicio militar hasta los 60 años.

Las mujeres espartanas también recibían una educación física, aunque no militar, con el objetivo de ser madres fuertes capaces de dar a luz a hijos sanos y guerreros. A diferencia de otras ciudades-estado griegas, las mujeres espartanas disfrutaban de una mayor libertad y tenían un papel crucial en la administración de las propiedades familiares mientras sus esposos estaban en el campo de batalla.

El poder militar de Esparta

El ejército espartano era el corazón de la ciudad-estado. La infantería pesada de los hoplitas espartanos era temida en toda Grecia por su disciplina y coraje. Los espartanos luchaban en formación cerrada, conocida como falange, donde cada soldado protegía al que estaba a su lado con su escudo, creando una pared impenetrable de lanzas y escudos.

La victoria de Esparta en la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) contra Atenas consolidó su reputación como la potencia militar dominante en Grecia. Sin embargo, esta dedicación total a la guerra también era su mayor debilidad. Cuando los espartiatas empezaron a escasear debido a las bajas en batalla y las estrictas reglas de ciudadanía, la ciudad fue incapaz de adaptarse.

La Batalla de las Termópilas

Uno de los episodios más célebres de la historia espartana es la Batalla de las Termópilas en el 480 a.C. Durante la segunda invasión persa de Grecia, el rey espartano Leónidas lideró un pequeño contingente de 300 espartanos y unos pocos miles de aliados griegos para defender el paso de las Termópilas contra el ejército persa del rey Jerjes I, que se estima superaba los 100.000 soldados. Aunque los griegos fueron finalmente derrotados, la resistencia de los espartanos se convirtió en símbolo del heroísmo y el sacrificio por la patria.

La caída de Esparta

Aunque Esparta alcanzó su apogeo en el siglo V a.C., su poder comenzó a declinar en el siglo IV a.C. Las constantes guerras y la disminución de su población de ciudadanos afectaron gravemente su capacidad para mantener su hegemonía en Grecia. La derrota en la Batalla de Leuctra (371 a.C.) a manos de los tebanos, liderados por Epaminondas, marcó el inicio de su declive. Tras esta derrota, Esparta nunca recuperó su antiguo poder, y a medida que otras potencias griegas y extranjeras, como Macedonia y Roma, emergieron, Esparta quedó relegada a un segundo plano en la historia griega.

Esparta fue más que una simple ciudad-estado guerrera; fue un experimento único en la historia griega, donde todo, desde la educación hasta la política, estaba diseñado para apoyar la supremacía militar. Aunque su poder militar y su enfoque en la disciplina fueron admirados, su falta de adaptabilidad y su rigidez social contribuyeron a su eventual declive.

A pesar de su caída, Esparta dejó un legado cultural que sigue inspirando hasta el día de hoy. La idea de la vida espartana, centrada en el deber, la valentía y el sacrificio, sigue siendo una parte central del imaginario histórico.