Es el plato nacional escocés, y a pesar de su aspecto, la verdad es que no sabe tan mal, diría que hasta me gustó cuando lo probé. Es el elemento principal de todas las Noches de Burns (el 25 de enero de cada año), pero también lo encontramos en pubs y como ingrediente de otros platos.

Nota: La noche de Burns es la conmemoración del día del nacimiento del poeta Robert Burns. Esta celebración reúne a multitud de escoceses de todo el mundo y le rinde homenaje a su vida y obra y la cultura escocesa en general. Este día para los escoceses consiste en disfrutar de una deliciosa comida, de la danza popular, de canciones, poemas, whisky y, por supuesto, de haggis, además de juerga...

¿Su origen? Parece ser que los cazadores mezclaban las vísceras de sus piezas, que no se podían conservar, con cereales, dando lugar a la primera versión del haggis, y la primera referencia escrita sobre una salchicha similar al haggis data del año 423 A.C. (se debe al dramaturgo griego Aristófanes).

El haggis combina carne con gachas de avena, cebolla, sal y especias. Se sirve normalmente con guarnición de puré de colinabo y patatas. Normalmente se cocinaba tradicionalmente en el estómago de una oveja (una forma ancestral de conservar la carne), mientras que en la actualidad se cocina y se vende en una tripa sintética.

Como digo, a la vista es peor que cuando lo pruebas, es algo terroso, picante, jugoso y se deshace en la boca...

Es fácil encontrarlo por toda Escocia: carnicerías locales, tiendas independientes de venta al por menor, grandes cadenas de supermercados y granjas con local para vender sus productos, o incluso se puede adquirir por Internet.