Se dice que estos curiosos dulces son originarios de China, si bien hoy pueden encontrarse en las calles por toda Asia y en barrios chinos de todo el mundo.

La historia más popular relacionada con su origen se remonta a los tiempos de la dinastía Han (desde el año 202 a.C. hasta el 220 d.C.). Sin embargo, también se piensa que estos dulces fueron llamados así simplemente por la criatura mítica, el dragón, símbolo del emperador chino, porque eran tan especiales y laboriosos que solo la corte real podía disfrutarlos.

Su lista de ingredientes es simple (se basa en jarabe de maíz, azúcar y harina de maíz), pero su preparación es curiosa: tras hervir a fuego lento y enfriar el edulcorante en un gel duro, los pasteleros lo moldean en un anillo que doblan una y otra vez en forma de "8" hasta que lo separan en cientos y cientos de "pelos" finos. El proceso requiere una enorme paciencia y cuidado, ya que el más mínimo paso en falso puede destruir los hilos.

Después, se enrollan estos "pelos" (o hilos) alrededor de un relleno de cacahuetes triturados, coco o semillas de sésamo, para formar una pepita dulce y delicada.

Hoy por hoy incluso hay quienes les dan toques especiales; en Singapur por ejemplo, el  pastelero Roger Poon agrega nitrógeno líquido para crear el "humo" que imita ese "aliento de dragón" ,que los clientes pueden soplar. (Ojo!, los expertos en salud advierten de que el nitrógeno líquido puede quemar la garganta y la piel).

Como consejo, si los prueban, cómanlos rápido, se derriten fácilmente, y no olviden limpiarse "la barba de dragón" tras haberlos probado...