Sin duda una de las mejores escritoras de novelas de suspense y del género policial de todos los tiempos, creadora del inspector Hércules Poirot y autora de novelas como "Asesinato en el Orient Express", "Diez negritos" o por ejemplo "El tren de las 4:50", Agatha Christie (1890-1976), después de divorciarse en el año 1926 de Archibald Christie, su primer esposo, y atraída por su agradable clima y la cercanía del mar, se instaló en Las Palmas de Gran Canaria, en las Islas Canrias (España), con la intención de recuperar la estabilidad emocional y dedicarse de lleno a la escritura.

Llegó a la isla acompañada de su hija Rosalind y de su secretaria particular, Charlotte Fischer, y se instaló en el que por entonces era el selecto Hotel Metropol, regentado por británicos, con los que además se relacionaba en el British Club y el Tennis Courts).

Llegó a conocer bien la ciudad por lo que se dice, y era habitual verla pasear por Vegueta (el casco histórico, con su Catedral de Santa Ana, su Alameda de Colón y sus casas de estilo colonial), el barrio marinero de San Cristóbal, etc..., y estando en la ciudad se dice que encontró la inspiración para escribir su novela "Una señorita de compañía".

En la ciudad grancanaria y capital de la isla pudo superar su crisis personal, y cómo no, sirvió para que muchas personas, por todo el mundo, pusieran su mirada en la isla, su envidiable clima y sus gentes.

En "An Autobiography", obra publicada en 1977, un año después de su muerte, hizo un repaso de su vida y relató la experiencia vivida durante esos años en Las Palmas de Gran Canaria (y su breve estancia previa en la isla de Tenerife).

Describió en su biografía en relación a su estancia en Las Palmas de Gran Canaria: «Tenía dos playas perfectas; la temperatura también lo era: la media era de unos 25 grados, que para mí es la temperatura ideal del verano. La mayor parte del día soplaba una brisa estupenda y las noches eran lo suficientemente cálidas como para sentarse a cenar al aire libre».

Como curiosidad, decir que hoy en día Christie tiene una placa con su nombre cerca de la zona surfera de la hermosa e icónica playa de Las Canteras de la ciudad (por lo visto la británica era una apasionada del surf).

Yo desconocía esta historia hasta hace muy poco, y es sin duda una curiosidad literaria e histórica...