Está ubicada en el valle del río Pinturas, en un espectacular lugar aislado de la Patagonia, en Argentina, accesible a través de largos caminos de tierra. El viaje puede ser difícil, pero sin duda vale la pena: aquí podrán encontrar algunas de las formas más antiguas conocidas de arte humano, que datan de aproximadamente 10.000 años.

Las obras de arte prehistóricas pintadas en las paredes de esta cueva del desierto no solo son antiguas, sino hermosas. Se pueden ver tres estilos distintos, que se cree que fueron creados por diferentes pueblos en diferentes períodos de tiempo. Pero lo más destacado es lo que le da su nombre a La Cueva de las Manos: los cientos de coloridas huellas de manos estampadas a lo largo de las paredes de la cueva.
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Las pinturas a mano datan de alrededor del 5.000 a.C. Se cree que estos habitantes de las cavernas pintaron sus propias manos usando tubos hechos de hueso para crear las siluetas. La mayoría de las huellas son de manos izquierdas, lo que indica que probablemente sostenían el tubo rociador con la mano derecha. Los artistas usaron diferentes pigmentos minerales para hacer diferentes colores: óxidos de hierro para el rojo y el púrpura, caolín para el blanco, natrojarosita para el amarillo y óxido de manganeso para el negro.

También hay escenas de caza y representaciones de animales y vida humana en la cueva, que se remontan incluso más allá de las manos,  alrededor del 7.300 a.C Los cazadores-recolectores que vivían en las cuevas en aquellos tiempos crearon un arte que representaba la persecución de presas, la más común de las cuales era el guanaco, un tipo de llama. 

Una herramienta de caza común eran las cuerdas interconectadas con pesos en cada extremo para atrapar las patas del animal. También se descubrió una tercera categoría de arte, con pinturas que representan animales y humanos de una manera más estilizada y minimalista, realizadas principalmente con pigmentos rojos. 

A través de todas estas variadas formas de arte rupestre, estudiadas capa por capa, podemos echar un vistazo a la vida de quienes vivieron en las cuevas, que se cree que fueron habitadas por última vez por los ancestros del pueblo tehuelche del desierto patagónico. Fue explorado por primera vez por investigadores en 1949, y se realizaron estudios más extensos en la década de 1960. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.