Este tesoro de la costa vasca es ciertamente curioso, y forma parte de una ruta que discurre entre acantilados, cascadas y calas salvajes.

Ubicada en la costa guipuzcoana, entre las localidades de Deba y Zumaia (País Vasco, España), y frecuentada por nudistas, se caracteriza por un fenómeno geológico poco frecuente llamado Flysch.

Para quien no sepa qué demonios son los Flysch, básicamente son agrupaciones rocosas de origen sedimentario compuestas por capas de rocas duras (pizarra, arenisca, caliza...) intercaladas con otras más blandas (margas, arcillas...). Esta disposición favorece la erosión diferencial. Las capas blandas, con el tiempo y la erosión, son desgastadas con mayor facilidad, quedando al final sólamente las capas duras. De ahí su nombre, que en alemán antiguo significa "terreno que resbala"

Es un paisaje natural poco común, y en esta zona de España, los Flysch más espectaculares se encuentran en uno de los arenales salvajes más bellos, la Playa de Sakoneta (para llegar a la cual hay que darse un paseito de unos 20 minutos).

La senda costera  tiene 3 miradores principales:

Primero, la zona del Flysch negro de Usarragaundi, con el espectacular paredón de Aitzuri de fondo.

En segundo lugar, el mirador de Mendatagaina, desde dónde se puede contemplar todo el esplendor del biotipo.

Y, por último, el tramo Sakoneta-Mendata, que permite disfrutar de la extensa formación rocosa que deja a la vista la marea baja. Es precisamente esta parte de la excursión con la rasa mareal de los Flysch, la parte más llamativa de la ruta.

También está el mirador de Portutxiki, una atalaya espectacular que permite ver las playas de Sakoneta y de Mendata con el mar Cantábrico de fondo.

Yo recomiendo, si llegan hasta aquí, hacer la visita directa tanto a la playa de Sakoneta como la de Mendata, ya que son de fácil acceso y permiten caminar sobre las mismas a pie, disfrutando de los Flysch en primera persona. 

Por supuesto, es algo que sólo podrán hacer en marea baja.