Hamelin (hoy Hameln), ubicado en Baja Sajonia, en Alemania, a orillas del río Weser, es un pueblito encantador y pintoresco, como de cuento de hadas. Es un lugar que no les haría pensar, a primera vista al menos, lo que allí ocurrió hace muchos siglos.
Quien más quien menos ha oído hablar del famoso cuento del Flautista de Hamelin. Esta historia se remonta a la época medieval y comenzó con las ratas. No había saneamiento en el año 1284, y las ratas aterrorizaban a la ciudad. Estaban por todas partes.
Fue entonces que apareció en el pueblo un flautista, del cual ni a día de hoy se tienen muchos datos la verdad. Quizá fuera un trovador con ropa colorida, o tal vez fuera solo un pobre músico, nuca se sabrá a ciencia cierta, pero sí se sabe lo que hizo.
La historia, que acabaría convirtiéndose en leyenda, fue contada por Jacob y Wilhelm Grimm (los famosos hermanos Grimm) en 1812, y escrita como libro infantil por Robert Browning en 1888. Según su versión, el flautista de Hamelín apareció un día en el pueblo y dijo que podía librarlo de las odiadas ratas. Desesperado, el alcalde ofreció 1.000 florines si podía cumplir su promesa. El flautista lo hizo, por supuesto. Se llevó a las ratas al agua y las ahogó.
Entonces el alcalde tuvo el descaro de pagarle sólo 50 florines y se rió de la idea de darle más. El flautista, airado, se fue, sintiéndose engañado y enojado.
El 26 de junio, día de San Juan y San Pablo, el misterioso hombre volvió. De pie en el centro de la ciudad, levantó su flauta y comenzó a tocar. Y los niños corrieron a seguirle. Como he dicho, Robert Browning reescribió la historia de los hermanos Grimm en 1888. En su versión, dice que los padres se quedaron de pie y observaron cómo sus hijos bailaban y saltaban al son de la música. El libro de Browning tenía ilustraciones encantadoras, adecuadas para un público infantil. Pero la historia real tendría un trágico final.
Parece ser que el relato se basó en un incidente histórico que traumatizó a este pequeño pueblo durante siglos. 130 niños desaparecieron ese día y nunca regresaron.
Más de 700 años después, la gente de Hamelin (ahora Hameln) nunca ha olvidado a los niños que desaparecieron ese trágico día. Una placa aún honra su memoria y, por las calles, placas de bronce con dibujos de ratas marcan puntos históricos importantes en la historia.
Cada año, se celebra el desfile de Pied Piper, el 26 de junio, la fecha en que desaparecieron los niños. Un "flautista" de Hamelín encabeza el desfile y las panaderías hacen pequeños bollitos dulces con forma de rata que hacen las delicias de niños y adultos.
La Leyenda del Flautista de Hamelín ha llegado a ser tan famosa e importante para la región que incluso está protegida por la UNESCO.
Durante años no se supo realmente qué pasó con aquellos niños. Se elaboraron muchas teorías, algunas muy disparatadas, otras no tanto. Por ejemplo, algunos historiadores pensaron que los niños pudieron morir a causa de la peste y que el flautista de Hamelín era una referencia a la muerte. El problema era que las fechas no cuadraban, y tampoco hubo muertes de adultos por la peste en aquel momento. Otros sugirieron que el flautista pudo haber sido un pedófilo que los asesinó, pero eso también se descartó, ya que era bastante inverosímil, y no se encontraron los cuerpos. ¿Y cómo un hombre sometería a 130 niños al mismo tiempo?.
Según autores, entre ellos Jack David Zipes, existen evidencias de que alguien llegó a Hamelín ese verano en busca de personas para colonizar territorios del este, después de todo, reclutar personas para migrar era una práctica común, especialmente en tiempos de adversidad.
En la Alemania medieval, los "reclutadores" usaban ropas coloridas y tocaban una flauta, para que las personas que querían emigrar pudieran escucharlos y seguir la alegre procesión. El lingüista Jürgen Udolph se ha preguntado si los niños de Hamelin podrían haber seguido al misterioso flautista, no a una ceremonia de encendido del fuego en pleno solsticio de verano, sino como parte de una migración. Los padres de los niños se habrían quedado mirando, pensando que sus hijos se iban a una celebración de verano en las colinas. Es bastante increíble, pero pudo pasar...
Lo curioso es que, según la evidencia de topónimos, los apellidos más comunes en Hamelín en el momento en que los niños desaparecieron aparecen con sorprendente frecuencia en las áreas de Uckermark y Prignitz, cerca de Berlín. Eran los destinos de la gira migratoria.
Y si esto iba de niños a los que se llevaron, quizá se pregunten por qué en el cuento se llevaron ratas.
Parece que las ratas se agregaron a la historia en el año 1559, de hecho, ni siquiera aparecían en versiones anteriores de la historia.Se agregaron 275 años después de que los niños desaparecieran.
¿Por qué?, tal vez era una historia más fácil de asimilar, creer o contar si el pueblo estaba siendo castigado por no "pagar al flautista", por así decirlo. Tal vez era demasiado duro pensar que apareció un extraño flautista y sus hijos lo siguieron a las colinas y nunca regresaron, a pesar de que parece que eso es lo que sucedió...
Que historia más interesante.👍👍
😲
gracias @mynor_paredes1980 😉
Me encanta este tipo de historias. Gracias por compartir.
no tenía ni dea....es muy interesante @victorgo18 ; muchos de los cuentos que conocemos posiblemente también tengan su origen en leyendas populares....
😳