Hoy en día podemos ver una estatua suya en Central Park (Nueva York) y su cuerpo embalsamado se encuentra en la colección permanente del Museo de Historia Natural de Cleveland (Ohio).
Para quien no conozca esta historia, películas aparte, habría que empezar diciendo por qué Balto, y otros perros, se hicieron famosos.
Todo empezó en 1925, en la que fue conocida como la "Carrera del suero a Nome" o la "Gran carrera de la misericordia", que consistió en el transporte de la antitoxina diftérica a través de Alaska (desde Nenana hasta Nome) gracias a trineos tirados por perros, que se fueron pasando la posta a lo largo de 1.085 km en sólo cinco días y medio.
La hazaña, protagonizada por 20 mushers (o conductores de trineos), en su gran mayoría atapascos y nativos de Alaska, y aproximadamente 150 perros de trineo, supuso el poder salvar al pueblo de Nome de una incipiente epidemia de difteria. Balto, perro cruza de Husky Siberiano y nacido en 1919 en Nome (Alaska), formaba parte del escuadrón B liderado por Gunnar Kaasen, y guió a su equipo en el último tramo de la travesía.
Sin embargo, la parte más larga y difícil del camino la hicieron Leonhard Seppala y sus perros, liderados no por Balto, sino por Togo, a los que también debería recordarse porque sin ellos no hubiera sido posible.
La carrera fue el último gran hito y el evento más famoso en la historia de los trineos de perros, principal medio de transporte y comunicación en las comunidades subárticas hasta que el avión y las motonieves los reemplazaran casi totalmente.
Nota: para aquellos a los que les interese esto de las carreras de trineos tirados por perros, que sepan que la actual Iditarod Trail Sled Dog Race es una carrera de trineos de perros que homenajea este hecho.
Tras aquella gran gesta, Balto y algunos de los otros perros protagonizaron un breve cortometraje, pero pronto, tras aquellos breves momentos de gloria, su destino se volvió convulso tras una disputa entre propietarios sobre salarios, impagos, etc, lo que llevó a que los perros fueron llevados de gira por todo EEUU durante 2 años. Después, tras este tiempo, los perros fueron trasladados a un pequeño museo en Los Ángeles, California, donde llamaron la atención del empresario George Kimble, de Cleveland. Éste, enfadado por cómo habían acabado aquellos heroicos animales, llegó a un acuerdo con el propietario de los perros y acordó comprarlos por unos 2.000 $, pero debía pagarlos en 2 semanas y no tenía el dinero, por lo que se movilizó a toda la ciudad de Cleveland.
Se pidieron donaciones, se recogieron monedas por parte de los escolares; los trabajadores de las fábricas pasaron sus sombreros; incluso en hoteles y tiendas los turistas donaron lo que pudieron. Hasta el Western Reserve Kennel Club aportó para que los perros pudieran llevarse a Cleveland.
El 19 de marzo de 1927, Balto y 6 perros más fueron llevados a Cleveland, dándoles una bienvenida de héroes en un desfile organizado por Public Square. Luego, los perros fueron llevados al zoológico de Brookside (hoy en día el zoológico de Cleveland Metroparks) para vivir sus vidas con la dignidad que merecían.
Balto, el héroe que ha pasado a posteridad (aunque no fue el único), murió el 14 de marzo de 1933, a la edad de 14 años, y como dije al principio, su cuerpo en la actualidad está embalsamado y ahora se encuentra en la colección permanente del Museo de Historia Natural de Cleveland, Ohio, y además puede verse una estatua en su honor en Central Park, Nueva York.
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recuerdo haberla visto en Nueva York, si....es una estatua de bronce donde van muchas familias con niños a hacerse fotos 😉
una historia muy interesante @jose 😉
😍😍