Siempre me han apasionado las historias de piratas, desde niña, y ésta que voy a contarles es francamente curiosa, la historia de Lewis Galdy, un comerciante francés que vivió en la legendaria y más famosa ciudad pirata de todos los tiempos y que fue conocida como "la Sodoma de las Indias Occidentales", Port Royal (Jamaica).
Los hechos ocurrieron a finales del s.XVII, concretamente el 7 de junio de 1692, cuando la ciudad, de unos 6.500 habitantes, fue engullida en su mayor parte por un terremoto.
En pocos minutos, 2/3 de la ciudad se transformaron un lecho de arenas movedizas. El suelo arenoso de Port Royal sufrió un fenómeno geológico conocido como licuefacción (cuando las fallas interactúan bajo una ubicación arenosa, en lugar de temblar, la tierra literalmente envuelve todo lo que está en su superficie, se lo "traga").
La reputación de Port Royal como "la ciudad más malvada de la Tierra", llena de toda clase de libertinaje, llevó a muchos a creer que la ciudad y sus habitantes obtuvieron lo que merecían. Los cuentos de los habitantes ruidosos de Port Royal eran bien conocidos.
El terremoto de 1692 fue visto como el juicio divino de Dios sobre la gente de Port Royal. Los panfletos publicados a raíz del terremoto reforzaron este sentimiento.
Pues bien, Lewis Galdy, nuestro comercante francés, era uno de los habitantes de la ciudad, y como miles de sus conciudadanos, fue "tragado por el Gran Terremoto". Pero, en un extraño giro de los acontecimientos, vivió para contarlo.
Hoy, en la Port Royal actual, en un pequeño cementerio frente a la Iglesia de San Pedro, una lápida cuenta la historia. Galdy, contra todo pronóstico, no murió cuando fue "tragado por el Gran Terremoto". No, de hecho, vivió otros 47 años. Su lápida, grabada con una cresta y una calavera, contiene el lema "Dieu Sur Tout" (Dios sobre todo). El grabado de la tumba también narra la historia:
"Aquí yace el cuerpo de Lewis Galdy, quien partió de esta vida en Port Royal el 22 de diciembre de 1739 a los 80 años. Nació en Montpelier en Francia, pero abandonó ese país por su religión y se instaló en esta isla donde fue tragado por el El Gran Terremoto en el año 1692 y por la providencia de Dios fue arrojado al mar por otro golpe y milagrosamente salvado nadando hasta que un bote lo llevó. Vivió muchos años después con gran reputación. Amado por todos y muy lamentado por su muerte."
Aunque la mayoría de los colonos se mudaron a Kingston a raíz del terremoto, algunos pescadores y comerciantes permanecieron en el cayo arenoso. Galdy fue uno de ellos. Continuó trabajando como comerciante en Port Royal, donde incursionó en productos como vino, cacao y esclavos. Incluso persiguió a piratas en la costa de Jamaica a instancias del gobernador.
En sus últimas décadas, dedicó su vida pública a la reconstrucción de la iglesia de Port Royal. Se desempeñó como uno de los asambleístas de Port Royal, así como el director de la iglesia parroquial. De hecho, fue Galdy quien supervisó la construcción de la Iglesia de San Pedro en 1726.
Aunque algunos pescadores y comerciantes permanecieron en el cayo arenoso después del terremoto, la ciudad nunca tuvo la misma vitalidad que había tenido durante la última mitad del siglo XVII. Hoy, la ciudad es un lugar tranquilo, animado por unos cientos de lugareños, un hotel y un restaurante de mariscos llamado Gloria.
Sin duda toda una historia...
Una historia genial...
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jajaja increible, una historia sorprendente!
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impresionante historia @ana_santos 👍😉