Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008, esta antigua ciudad, espectacular, tallada sobra roca arenisca y ubicada al noroeste de Arabia Saudí, es conocida como "la Petra de Arabia", y fue redescubierta por los arqueólogos a finales del siglo XIX.

Su nombre, Mada’in Saleh (también Hegra o Al-Hijr), y fue punto de encuentro de pueblos dada su ubicación estratégica en la ruta comercial entre la península arábiga y el mediterráneo.

En este lugar de Arabia se asentó la antigua civilización nabatea, alrededor del siglo II a.C., civilización que llegó a tener las técnicas hidráulicas más avanzadas de su época (también se asentaron en la famosa Petra, en Jordania, por ello estas dos maravillas del mundo antiguo tienen tantas similitudes).

Aquí, los dominicos encontraron los mismos tipos de coronamiento con almenas y frontones de tipo grecorromano. Los mejor conservados están en las paredes del macizo conocido como Qasr el-Bint, al este de las ruinas de la ciudad, y a diferencia de la jordana Petra, durante los primeros siglos de la era cristiana algunos habitantes de Hegra grabaron epitafios con el nombre de los difuntos y las fechas de su muerte, lo que ha aportado unos indicios vitales para comparar la evolución de ambas ciudades.

Para el siglo VII, el lugar ya estaba abandonado y su ocupación por los nabateos había sido olvidada, sin embargo, el lugar tiene su propia leyenda, recogida en el Corán, leyenda que hace alusión a la ruina de la ciudad y la extinción de sus habitantes. Según ésta, el profeta Saleh, enviado por Alá para convertir a los tamudeos (pueblo que vivió aqui tras los nabateos, según se dice), les entregó una camella de leche inagotable, pero éstos la mataron, persiguieron a su cría y tendieron una trampa al profeta. Es por ello que Dios envió un gran viento que acabó hasta con el último de ellos.

Si llegan hasta aquí, podrán contemplar una auténtica maravilla arquitectónica del mundo antiguo, con sepulturas, piedras sagradas, pinturas rupestres e incluso pozos, de donde extraían la tan preciada agua...(algunos dicen que es incluso más bonita que la mismísima Petra, y desde luego menos visitada).