Son animales francamente curiosos, de lo más interesantes. Te hablamos de los pulpos, sepias, calamares...
Tienen unas capacidades cognitivas sobresalientes. Por ejemplo, se sabe que duermen de una manera muy similar a como lo hacen las aves e incluso los mamíferos. De hecho, los pulpos pasan la mayor parte del tiempo en grietas y cavidades, donde estrechan las pupilas de sus ojos, adoptando un color corporal muy concreto (gracias a los cromatóforos, células con pigmentos en su interior que tienen la propiedad de reflejar la luz) y no reaccionan si se les estimula durante esas periodos de sueño.
Además, y en relación con el sueño, estos animales experimentan lo que se conoce como memoria del sueño, es decir, que si se les despierta y no se les deja continuar sus descanso, luego deben recuperarlo y duermen más tiempo al día siguiente. Tiempo atrás se pensó que se mantenían en un estado de alerta, siempre pendientes de los depredadores, pero ahora se sabe que descansan de manera más profunda, lo que encaja con un cerebro o red neuronal íntimamente conectada.
Otra de las cosas que llaman mucho la atención de estos animales es lo adaptables a nuevos entornos y curiosos que son. Habrás visto alguna vez algún vídeo en el que se les ve abriendo tarros o resolviendo correctamente el recorrido de algún laberinto acuático. Un claro ejemplo de esto es el Amphioctopus marginatus, también conocido como "pulpo del coco", que debe su nombre a su costumbre de esconderse dentro de una cáscara de coco (a veces incluso la recoge, la manipula y la transporta consigo para usarla como refugio en casos de emergencia).
No sabemos si te habrás fijado alguna vez en algún acuario o buceando, pero te devuelven la mirada, como si estuvieran escrutándote (lo que también los diferencia de muchos vertebrados).
Sus 8 brazos están cubiertos de cientos de ventosas que les permiten manipular objetos; pueden abrir la concha de una almeja, desmontar el sistema de filtración de un acuario o desenroscar la tapa de un bote. Estas habilidades los distinguen de mamíferos como los delfines, los cuales, aun con toda su inteligencia, están limitados por su anatomía y no pueden desenroscar nada.
En los acuarios es muy normal que estos animales vayan de un lado para otro explorando el terreno, analizando cada rincón, e incluso, cuando ya lo conocen, no es raro que intenten escapar.
Por último, si por algo destacan estas criaturas es por fijarse en su entorno, y aprender de él. Por ejemplo, en Nueva Zelanda unos pulpos en estudio aprendieron a apagar las luces lanzando chorros de agua sobre los interruptores, lo que provocaba cortocircuitos en el sistema eléctrico.
Sin duda son animales fantásticos, y no sólo por su inteligencia, sino por su capacidad de camuflaje en su entorno, como en el caso de las sepias, gracias de nuevo a los cromatóforos.
Es evidente pues que dentro de esas pequeñas mentes suceden más cosas de las que nos imaginamos (de hecho, el sistema nervioso del pulpo común, Octopus vulgaris, es muchísimo más grande y complejo que el de la mayoría de los invertebrados): los pulpos tienen temperamentos diferentes y les gusta manipular objetos de su entorno, tanto en libertad como en cautiverio.
Si tienes la oportunidad de observarlos, te sorprenderán...
😳😳
una pasada...
Naturaleza increible.... 😉
😲😲😲