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Historia

La leyenda del tesoro del obispo muerto

La leyenda del tesoro del obispo muerto

Esta es una increíble historia de piratas y corrupción, obispos del siglo XIV, y tesoros acumulados durante toda una vida robados por piratas en el camino a Avignon, Francia, donde se encontraba el Papa Inocencio VI. La historia se conoció a partir de un libro titulado "El botín del Papa y los piratas, 1357: el dossier legal completo de los archivos del Vaticano" (The Ames Foundation, 2014)

Al parecer, uno de los barcos piratas encalló y los piratas, así como una parte del tesoro, fueron capturados. El Papa tomó el tesoro y lo usó como regalo para la realeza y para pagar a los soldados, cortesanos, etc.

La historia cuenta que un obispo francés llamado Thibaud de Castillon se había hecho con una gran cantidad de riquezas a través de "actividades comerciales" en el Mediterráneo y el Atlántico, incluidas actividades de dudosa legalidad. Si bien no se requería que el obispo hiciera voto de pobreza, se consideraba un pecado mortal prestar dinero con un alto interés y obtener ganancias a través de inversiones comerciales deshonestas.

Tras la muerte de de Castillon en el 1357 d.C., un barco llamado São Vicente, cargado con sus tesoros, incluidos oro, plata, anillos, tapices, joyas, platos finos y altares, zarpó de Lisboa, en Portugal, a Avignon, en Francia. El Papa Inocencio VI tenía su sede en Avignon debido a la agitación política en Italia en aquellos días.

El São Vicente fue atacado por dos barcos piratas mientras navegaba cerca de la ciudad de Cartagena, en la actual España. Una de las naves estaba capitaneada por un pirata llamado Botafoc, mientras que la otra estaba comandada por Martín Yanes.

El barco de Botafoc estaba armado hasta los dientes según se cuenta. Los registros indican que su tripulación portaba alfanjes (espadas con hojas curvas utilizadas por marineros y piratas) y picas de guerra, y su galera tenía al menos siete ballestas, que eran grandes dispositivos capaces de lanzar balas de 23 centímetros de piedra a altas velocidades.

La tripulación del São Vicente no tuvo más remedio que entregar el tesoro de De Castillon a los dos barcos piratas. Mientras que el barco dirigido por Martín Yanes logró una escapada limpia con su parte del botín, el barco de Botafoc encalló cerca de la ciudad de Aigues-Mortes en Francia, y los piratas fueron capturados por la guarnición local. La tripulación fue rápidamente ahorcada, mientras que Botafoc y algunos de sus oficiales fueron enviados a prisión para esperar su destino. 

Al parecer, Botafoc depositó una gran cantidad de monedas de oro para salvar la vida, la suya y la de sus oficiales, y fueron liberados con una multa.

En cuanto al barco pirata encallado, los pescadores locales se apresuraron al saqueo mientras las autoridades locales estaban distraídas con los piratas, y el 11 de febrero de 1357, un secretario de un juez local hizo un inventario de los bienes restantes, que serían enviados rápidamente al Papa Inocencio VI para usarlos como obsequios para la realeza y para pagar a sus soldados y personal.

La historia se almacenó en los Archivos Secretos del Vaticano, que se estima que contiene unos 84 kilómetros de estanterías llenas de documentos estatales, correspondencia, libros de cuentas papales y muchos otros documentos que la iglesia ha acumulado a lo largo de los siglos. Ocasionalmente, el Vaticano publica documentos para que los vea el público, pero hay millones más que nunca han sido vistos, excepto por unos pocos.

¿qué les parece la historia?

Comentarios (2)

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rafa38 • Hace 2 años, 2 meses

y tanto....la cantidad de tesoros que ha de haber por ahí aún sin descubrir...

rachelsan • Hace 2 años, 2 meses

este tipo de historias me encantan!!!! 😝😝