Aunque no lo creas esto ocurrió realmente. Se sabe hoy, a partir de un proyecto desclasificado en 2001, que, a mediados de la década de los 60, durante la Guerra Fría, la CIA puso en marcha un proyecto de 20 millones de dólares llamado "Gatito acústico" ("Acoustic kitty"), que consistía en entrenar gatos domésticos para trabajar como espías, interceptando conversaciones potencialmente peligrosas, vamos, espiar a la antigua Unión Soviética (URSS).

Todo surgió porque estos animales, sigilosos, ágiles y rápidos, rondaban los edifcios oficiales sin que nadie les prestara atención, de modo que para convertir al gato en espía y captar conversaciones de diplomáticos, funcionarios y agentes enemigos, y mediante cirugías, implantaron micrófonos y antenas a estos animales (micrófono en el canal auditivo y una antena que recorría la espalda del animal hasta la punta de la cola).

El gato tenía que ser convenientemente adiestrado, para que llevase a cabo las misiones con la máxima precisión posible.

La duración del proyecto abarcó desde 1961 a 1966, durante los cuales se produjo este intenso adiestramiento.

Fue en 1966 cuando se puso en marcha esta operación, liberando al gato en las proximidades de la Embajada Soviética en Washington DC, cuando se pensaba que, en un parque cercano al edificio de la Embajada, un par de funcionarios, que se creían espías, iban a reunirse para almorzar.

La idea era simple, el gato se acercaría, y podrían escuchar la conversación, pero claro, de todos es sabido que los gatos no son como los perros, y que, básicamente, hacen lo que quieren, y eso hizo, a los pocos minutos de ser soltado, fue atropellado en la calle por un vehículo, dando al traste con una operación de 20 millones de dólares y 5 años...