La antigua Hierápolis era un centro turístico de lujo en la época del Imperio Romano. En ese momento, se dice que 15 baños rodeaban esta piscina, lo que permitía que hasta 1.000 usuarios buscaran la curación en las aguas minerales.

Y es que en época roamana, miles de personas acudían a este lugar, situado al oeste de la actual Turquía, pues se decía que sus aguas, ricas en minerales y procedentes de las fuentes termales, beneficiaban a personas con enfermedades de la piel, problemas de circulación, reumatismo, enfermedades cardíacas y otras dolencias.

Esta Piscina Sagrada de Hierápolis recibe un flujo constante de una cálida agua mineral rica en calcio. Pero si resulta curiosa realmente es por las columnas de mármol, los capiteles y los pedestales que descansan en su fondo, y que datan del siglo II a.C., restos del cercano Templo de Apolo (parece ser que un gran terremoto en el siglo VII d.C. derribó estas columnas, que quedaron ya para siempre en la piscina).

El agua es templada y la piscina tiene diferentes profundidades, y si bien en verano se llena mucho, en otoño-principios de invierno se está bastante bien. Para bañarse hay que pagar y mejor si se llevan toalla propia (algo si puede comerse y beberse allí,es un buen lugar para pasar el dia).

Es sin duda un lugar bastante insólito, ya que puedes nadar entre ruinas romanas reales que datan de una época anterior a Cristo.