Es un lugar interesante la ciudad vieja de Lamu (Kenia, África), ubicada en la isla que lleva su mismo nombre. Es el más antiguo y el mejor conservado asentamiento swahili del África Oriental, un lugar remoto en el norte de la costa de Kenia que aún conserva bastante intacta su milenaria cultura.

Su ambiente y sus calles empedradas dan fe de un legado impregnado de un crisol de culturas que le han dado fama mundial por ser la cuna de la esencia y la cultura swahili. Sus edificios hechos de coral, yeso y madera de mangle, y sus mezquitas de más de 600 años de antigüedad, le dan un aire romántico y único en el mundo.

Es una de las pocas ciudades del mundo en las que no se ve ni un sólo coche (no hay carreteras en la isla, sólo callejuelas y senderos), pero sí muchos burros (que aquí se consideran casi animales sagrados) y los dhows, embarcaciones típicas swahili (darse un paseo en estas embarcaciones es una actividad obligada si se llega hasta aquí).

En este rincón de Kenia hay mucho que conocer: su historia, sus preciosas playas de arena blanca y de aguas cristalinas como Shela (o por ejemplo las calas de Manda Bay o Pate), sus densos bosques de manglares y, por supuesto sus impresionantes puestas sol y su gastronomía.

El Museo de Lamu, con sus cuernos ceremoniales, y el Fuerte de Lamu, que cuenta con dos siglos de antigüedad, son dos de sus principales atracciones. El rehabilitado Museo-Casa Swahili es pequeño pero bastante interesante. 

Cerca de Lamu podrán visitar la Reserva Marina de Kiunga, santuario de algunas de las especies marinas en peligro de extinción como el Dudong  (vaca marina) y por su magnífica barrera coralina, que alberga a cientos de especies de peces tropicales.

Hasta aquí puede llegarse desde Mombasa, en avión, destino al aeropuerto de la isla de Manda. A partir de ahí, todas las islas están conectadas mediante transporte marítimo (mediante lanchas o dhows).

Un lugar más que ver cuando acabe este confinamiento provocado por esta pandemia del coronavirus.