Este precioso rincón de Grecia aún no ha sido invadido por el turismo de masas (aunque no sé por cuánto tiempo). Milo, Milos o Melos, es conocida también como "la isla de los colores", y es la más occidental de las islas del archipiélago de las Cícladas, de origen volcánico y sin duda un auténtico diamante en bruto.

Este lugar a muchos no les sonará de nada, pero aquí se encontró la famosa estatua Venus de Milo, que actualmente se expone en el Museo del Louvre, en Paris.

Tiene 71 playas, muchas de ellas espectaculares (¿se nota mucho que me encanta Grecia? jeje). Las hay para todos los gustos: solitarias, románticas, arenales dorados...

Son dignas de visitar Kleftiko, Provatas, Palichori, Mytakas o Sarakiniko (probablemente la playa con más magnetismo de todo el Mediterráneo).

La isla tiene 7 pueblos principales: Milo o Plaka, la capital de la isla, a los pies de un castillo y con vistas al mar, tiene la característica arquitectura de las ciudades de las Cícladas. Adamas es el puerto principal de Milo y se encuentra en el corazón de la isla en el interior de la gran bahía natural.

Aquí hay lugares muy interesantes además de las playas. Phylakope, importante área arqueológica de la época minoica, las catacumbas de Tripiti, a 2 km de Plaka, el Museo Arqueológico de Chora, que tiene una copia de la Venus de Milo, así como otros restos de varios períodos sucedidos en la isla o las islitas de Arkadies, Antimilos, Glaronissia, Polyaigos o Kimolos...

Para llegar a la isla de Milo se puede embarcar desde el puerto del Pireo, de Rafina y de Laurión, o bien coger un vuelo desde el aeropuerto de Atenas o de Salónica. Existe también una conexión marítima de carácter regular con las islas de Sifnos, Serifos, Kithnos, Santorini, Creta, Rodas, Folégandros, Ios, Paros y Syros. 

En resumen, un fantástico lugar para disfrutar de hermosos paisajes y de la tranquilidad...