Esta pequeña localidad, a menos de 200 km de Guayaquil, y que hace años era un "pequeño paraíso" aún por descubrir, hoy es destino de miles de personas de toda Latinoamérica, EEUU y Europa cuando llegan a Ecuador, y el porqué se explica con sus playas, vida nocturna y su ambiente surfero y bohemio.

Aquí hay muchas y coloridas tiendas, bares, hoteles y restaurantes que cautivan a los turistas, muchos de ellos "mochileros".

Hace 50 años aquí lo que había eran pescadores y algún turista de esos que algunos llaman "alternativos". Con el tiempo, la cultura surfera se hizo con el lugar, porque básicamente era una pequeña comuna costera de pescadores rodeada por ríos y montañas verdes ideales para escalar y hacer caminatas.

Sus casas eran sencillas, nada que ver con los complejos turísticos y hoteles que podemos ver ahora, era un lugar mucho más tranquilo.

A mí me gusta mucho, su ambiente nocturno (quizá a veces excesivo), su comida rápida y callejera (el ceviche de camarón que pueden ver en la foto es delicioso), sus bares, su "calle de los cócteles", incluso recuerdo haber oído música reggae en la playa.

No obstante tengo que decir que también hay muchos excesos, supongo que como en muchos lugares del mundo donde se ha producido un crecimiento turístico incontrolado...