Me encanta Italia, he de reconocerlo, y si hay un lugar que me gusta especialmente ése es la Toscana.

Multitud de rincones singulares, con sus tradiciones en muchas ocasiones casi intactas, sus bonitos paisajes, gastronomía...

Uno de esos rincones son las Termas de Saturnalia, unas de las más conocidas de esta región italiana (para quien no lo sepa, la Toscana es una de las regiones del mundo que más termas y balnearios posee).

Se encuentran en la zona más meridional de la Maremma toscana, como a kilómetro y medio antes del pueblo de Saturnia, y reciben todos los años a miles de personas que llegan buscando un turismo de bienestar y salud (o turismo wellness, lo que no es sorprendete, porque esas aguas sulfurosas poseen propiedades beneficiosas y terapéuticas, según dicen).

Estas aguas sulfurosas están a una temperatura de entorno a 37º C, y su caudal durante todo el año, alrededor de 800 litros por segundo, las convierte en un lugar ideal para disfrutar de un buen baño. A lo largo de la historia fueron muy apreciadas por los diferentes pueblos que se establecieron en la Toscana.

En tiempos de los Etruscos ya eran conocidas sus virtudes curativas. Y más tarde, los romanos, a partir del año 280 a. C. también explotaron sus beneficios, creando edificios para explotar las virtudes terapéuticas de las termas de Saturnia.

En la Edad Media, las Termas de Saturnia fueron fuente de muchas leyendas, en razón de los vapores, de las aguas calientes y del olor a azufre. Se creía que el demonio salía del infierno a través de las aguas de las Termas de Saturnia.

Especialmente interesante fue para mí el viejo molino y las Cascadas del Gorello (una amplia área completamente abierta al público durante todo el año, con sus piscinas naturales escalonadas con pequeñas cascadas, las llamadas Cascadas del Molino). 

Merece la pena detenerse, al menos dos noches, en Saturnia, para visitar los pueblos de los alrededores: Montemerano, Manciano, Pitigliano...Ahí lo dejo!!!!! :)