Adoro Italia, y cualquiera que la haya pisado alguna vez creo que estará de acuerdo conmigo en que es un país espectacular.

Pues bien, Pitigliano no es una excepción. Este pequeño pueblecito de origen etrusco (también ocupado por los romanos), situado en una cresta rocosa en la provincia de Grosseto, al sur de la comarca de la Maremma y a unos 60 km de la costa, es maravillosamente caótico, ya que está lleno de escaleras serpenteantes, callejones adoquinados que transcurren bajo singulares arcos y casas pegadas unas a otras en la roca sin nigún tipo de orden aparente.

En este pueblo hay tantos lugares con vistas panorámicas y un sin fin de recorridos por los alrededores a través de las cuevas etruscas, que bien merece dedicar como mínimo un par de días para relajarse y conocerlo a fondo.

El subsuelo de las casas a menudo está excavado, y lo que fueron tumbas etruscas se reutilizaron a posteriori como bodegas subterráneas de las viviendas.

Las callejuelas medievales de su barrio judío, con su propia sinagoga, eran un hervidero de la comunidad hebrea gracias al sano clima de convivencia con los cristianos. Con la llegada de la II Guerra Mundial y la persecución nazi, la mayoría abandonó Pitigliano.

El pueblo es de lo más pintoresco, pero yo sin duda recomiendo visitar especialmente 2 lugares, la Piccola Gerusalemme, antiguo gueto judío, y las llamadas Vie Cave, los pasadizos excavados en la roca.

Comenzando por la Piccola Gerusalemme, hay que decir que en este lugar se estableció la comunidad judía cuando el Papa Pío IV expulsó a los hebreos de Roma en el año 1569. Llegó a ser la mayor comunidad judía de Italia, lo que le valió el sobrenombre de "Pequeña Jerusalén". El barrio judío se fue conformando a lo largo del siglo XVI, favorecido por el amparo de los condes Orsini, lo que permitió su crecimiento y el de la economía local. Con el cambio de poder a la dinastía Medici ese apoyo desapareció, creándose un gueto para concentrar y marginar a la comunidad judía hasta 1765.

El gueto está señalizado y el recorrido permite visitar un pequeño museo de cultura hebrea, su pequeña sinagoga, un baño ritual, una carnicería kosher, una panadería, una bodega y talleres de tintura.

El otro lugar que no pueden perderse de este encantador pueblecito toscano son las Vie Cave, pasadizos excavados hace unos 2500 años en la roca en todas direcciones, algunos de hasta 20 metros de profundidad, y que se consideran rutas sagradas que unían las necrópolis y otros lugares asociados (se cree) con el culto religioso etrusco.

Una fecha especial en este pueblecito es la noche del 19 de marzo (noche del equinoccio), cuando se realiza la Torciata di San Giuseppe, una procesión con antorchas por la Vía Cava di San Giuseppe que culmina en una enorme hoguera en la Piazza Garibaldi.

Otros lugares interesantes que descubrir de este pintoresco rincón toscano son, por ejemplo, la  piazza Petruccioli, entrada al centro histórico, el acueducto mediceo, con sus 15 arcos, la Fortaleza Orsini, el Palazzo Orsini, los museos Cívico Archeológico della Cività Etrusca y Arqueológico all’Aperto Alberto Manzi, el Museo de Arte Sacro, la Piazza Garibaldi, la Cattedrale de San Pietro y Paolo...etc.