Esta fortaleza, ubicada en Rumanía, se encuentra en el valle del rio Argeș, en las montañas Făgăraşen, en el acceso sur de la famosa carretera Transfagarasan que cruza los Cárpatos, en la parte sur-central de los Alpes de Transilvania.
Se sitúa cerca de la población de Curtea de Arges y el embalse de Vidraru, tiene gruesos muros (2-3 metros de espesor), es poco conocida, no demasiado atractiva para el turista y de difícil acceso.
Fue, sin embargo, auténtica residencia, al menos durante un tiempo (ya que tuvo varias residencias durante sus reinados), del tristemente famoso Vlad III, príncipe de Valaquia, más conocido como Vlad "El empalador" (Vlad Tepes, en rumano), personaje en el que se basó el escritor irlandés Bram Stoker para crear a Drácula, el vampiro más famoso de todos los tiempos (si bien hay quien dice que podría haber tomado sólo la denominación, Drácula, y no basarse en las atrocidades cometidas por Vlad).
Sus crueles métodos para castigar a sus enemigos ganaron notoriedad en el siglo XV.
Vlad fue el segundo de cuatro hermanos nacidos en la noble familia de Vlad II Dracul. Su apodo Drácula (que significa "hijo de Drácul") se derivó del latín draco (o "dragón") después de la inducción de su padre a la Orden del Dragón, creada por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Segismundo para la defensa de la Europa cristiana contra el Imperio Otomano.
Vlad se mudó a Tàrgoviste, Valaquia, en el año 1436, cuando su padre asumió el liderazgo del voivodato (o principado) de Valaquia.
En el año 1442, Vlad y su hermano menor fueron enviados a la corte del sultán otomano Murad II como garantía para asegurarle al sultán que su padre, en contra de su posición anterior, apoyaría las políticas otomanas.
Vlad regresaría en el año 1448, después de haber sido informado del asesinato de su padre y su hermano mayor a manos de los boyardos (o nobles) de Valaquia el año anterior.
Posteriormente Vlad se embarcaría en la primera de una serie de campañas de por vida para recuperar el asiento de su padre. Sus oponentes incluían a los boyardos así como a su hermano menor, quien fue apoyado por el sultán otomano. Salió victorioso brevemente en el año 1448, pero fue depuesto después de solo dos meses. Después de una lucha de ocho años, Vlad volvió a reclamar el voivodato.
Fue durante este período de gobierno que cometió las atrocidades por las que ha pasado a la historia.
Su inclinación por empalar a sus enemigos en estacas en el suelo y dejarlos morir le valió el nombre de Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș).
Infligió este tipo de tortura tanto a enemigos extranjeros como nacionales: en particular, cuando se retiró de una batalla en el año 1462, dejó un campo lleno de miles de víctimas empaladas como elemento disuasorio para las fuerzas otomanas.
Ese año escapó de la captura otomana solo para ser interceptado por las fuerzas húngaras y encarcelado por Matías I de Hungría, cuya ayuda había buscado.
Vlad recuperó su asiento en el año 1476 pero murió en batalla el mismo año. Siguió siendo un héroe popular en la región por sus esfuerzos contra la invasión otomana.
Para llegar hasta esta fortaleza hay que subir más de 1.400 escalones, ya que se sitúa en alto, a más de 800 metros de altitud, con unas preciosas vistas a los bosques que la rodean (donde además hay osos).
Nota: aunque mucha gente lo cree, el conocido como Castillo de Bran, más conocido y frecuentado, no fue la verdadera fortaleza de Vlad Tepes. Aunque el turismo se enfoca normalmente en este castillo, seguramente por su carácter más palaciego y mucho más accesible, la realidad es que el personaje histórico nunca vivió en este castillo, mientras que sí lo hizo en Poenari.
Poenari se construyó en el siglo XIII, y reconstruida por Vlad Tepes en el siglo XV. De lo que no cabe duda es de que fue un importante bastión defensivo frente a los frecuentes ataques del imperio otomano, su gran enemigo.
La fortaleza sirvió durante los siglos XIII y XIV como residencia de los reyes de Valaquia y los mandatarios de Besarabia. Cuando reinó Vlad Tepes, el castillo estaba ya abandonado, pero él ordenó su restauración y refuerzo, convirtiéndolo en una fortaleza importante.
El ticket es muy económico, y vale la pena visitar este impactante pedazo de la historia de este país.
Hoy en día evidentemente ya no es lo que fue, de hecho podría decirse que está casi en ruinas, ya que con el tiempo ha sufrido muchos desperfectos desde su abandono a principios del siglo XVII, incluído un terremoto.
Tras subir los más de 1.400 escalones, lo que más impacta es encontrarse con varias representaciones de figuras humanas empaladas, que hacen honor al terrorífico apodo de Vlad, y muestran el lugar donde ordenó empalar a miles de sus enemigos y dar un claro mensaje al invasor otomano.
Durante la visita se pueden ir viendo distintos carteles informativos que nos ayudan a conocer la historia de la fortificación.
Se cuenta que la fortaleza fue reconstruída por Vlad Tepes como parte de su venganza contra los boyardos (nobles eslavos) que traicionaron a su familia. Vlad sometió a sus enemigos obligándoles a trabajar día y noche en la reconstrucción de la fortaleza hasta que sus ropas quedaron hechas pedazos y la mayoria de ellos murieron.
Sin duda es una visita recomendable si, como yo, son unos entusiastas de las leyendas y mitos rumanos.
Y muy interesante 😉
Buen video 😉
😲😲😲
da escalofríos...increible
estaba convencida, por lo que he oído, que era el castillo de Bran, es increíble lo de las figuras empaladas...😖
impresionante @lexsts 😉