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Medicina/Salud

¿Por qué unas especies animales viven más que otras?

¿Por qué unas especies animales viven más que otras?

La variabilidad en la longevidad entre especies animales es un tema fascinante (¿nunca se lo han preguntado?).

Esta variabilidad en la longevidad de las diferentes especies viene determinada por una intrincada interacción de factores biológicos, genéticos y ambientales. Desde las tortugas centenarias hasta los insectos con vidas efímeras, cada especie presenta adaptaciones únicas que influyen en su duración de vida.

La genética es un factor clave. Algunas especies tienen una predisposición genética que les permite vivir más tiempo, ya sea por la presencia de genes que protegen contra el envejecimiento o regulan procesos metabólicos clave. Un ejemplo es el elefante, que exhibe una mayor resistencia al cáncer debido a la duplicación de un gen supresor de tumores. En contraste, ciertas especies, como los roedores de corta vida, han evolucionado estrategias reproductivas que priorizan la cantidad de descendencia sobre la longevidad individual.

La longevidad de un ser vivo está determinada también, según parece, por sus telómeros, es decir, las estructuras que protegen los cromosomas, que son a su vez los que contienen la información genética en el interior de una célula. Parece ser que la longitud de los telómeros va variando a medida que envejece un organismo. Cada vez que las células se multiplican para reparar daños, sus telómeros se hacen un poco más cortos.

El tamaño corporal también desempeña un papel significativo. La regla de Bergmann sugiere que los organismos más grandes tienden a vivir más tiempo. Esta tendencia se relaciona con una tasa metabólica más baja en relación con su masa corporal. Sin embargo, hay excepciones notables, como la mosca de la fruta, que a pesar de su pequeño tamaño tiene una vida más larga debido a mecanismos genéticos específicos.

Los hábitos de reproducción y estrategias de supervivencia también influyen en la longevidad. Por ejemplo, las especies animales que invierten más en cuidado parental tienden a vivir más tiempo, ya que este comportamiento contribuye a la supervivencia de la descendencia. Además, la dieta y el entorno juegan un papel crítico. Por ejemplo, la restricción calórica ha demostrado extender la vida útil en una variedad de especies, desde levaduras hasta mamíferos.

La esperanza de vida varía ampliamente entre especies. Algunas aves, como los albatros, pueden vivir hasta 50 años o más, mientras que las ballenas pueden alcanzar los 200 años (p.e. la ballena de Groenlandia). Los cocodrilos, por ejemplo, tienen esperanzas de vida que varian entre los 50 a los 120 años. El ser humano tiene una esperanza de vida promedio de alrededor de 70-80 años, pero las especies más pequeñas, como los ratones, rara vez superan los 4 años en estado salvaje. Entre los peces por ejemplo, tenemos el esturión de lago o el pez roca de garganta negra, que pueden superar los 150 años de vida.

Otras especies longevas son, por ejemplo, tiburón de Groenlandia, que tiene una esperanza de vida de entre 272 y 500 años, o el erizo de mar rojo, que puede lllegar a vivir entre 50 y 200 años en función del tipo, o las tortugas gigantes de las Islas Galápagos, que promedian entorno a los 150 años, o las sorprendentes almejas de Islandia, que se ha descubierto pueden llegar a vivir más de 500 años.

La longevidad en las especies animales es un campo complejo y diverso, influenciado por factores genéticos, biológicos y ambientales. Estudiar estas diferencias no solo revela la diversidad sorprendente de la vida en la Tierra, sino que también ofrece valiosos conocimientos sobre cómo los organismos se adaptan y sobreviven en entornos diversos y desafiantes.

Comentarios (2)

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rafa38 • Hace 1 año, 7 meses

es algo muy interesante, y la genética es fundamental, pero entiendo que la alimentación, el entorno, etc...también....

diegolop • Hace 1 año, 7 meses

😲😲