Uno de los lugares habitados más remotos de la Tierra, la Isla de Pascua (territorio de Chile), que se encuentra a 3.700 km de tierra firme, es famosa por las mil o más enigmáticas e imponentes estatuas que salpican su paisaje, llamadas moai, que son figuras humanas talladas de cabezas enormes, a menudo, apoyadas de espaldas al mar sobre enormes pedestales de piedra llamados ahus que contienen multitud de estatuas.

Rapa Nui (isla grande) es como se la conoce en lengua nativa, y a pesar de que gran parte del conocimiento sobre la historia y las tradiciones del pueblo Rapa Nui se ha perdido en el tiempo, se sabe que al menos hay1.043 moai completos hechos de piedra volcánica. Contrariamente a la creencia popular, no son solo cabezas, también tienen torsos, aunque muchos están parcial o completamente enterrados. En promedio, alcanzan casi 4 metros de altura y pesan 10 toneladas.

Algunos moai están adornados con piedras rojas cilíndricas llamadas pukao en sus cabezas, que representan un moño de cabello.

En realidad se desconoce el número real de moai en la isla porque muchos permanecen enterrados en la cantera de Rano Raraku en la costa sur de la isla, donde se construyeron las estatuas. El moai más grande descubierto, llamado "El Gigante", es uno que nunca salió de Rano Raraku: mide 21 metros de alto y se cree que pesa alrededor de 200 toneladas.

Estas estatuas fueron erigidas cientos de años antes de que el primer europeo llegara a la isla el domingo de Pascua del año 1722. Posiblemente los polinesios descubrieron la isla alrededor del año 1000 d.C. y desarrollaron sistemas sociales, políticos y religiosos avanzados que produjeron los nobles moai.

Las estatuas más antiguas encontradas en la isla se remontan al 1300 d.C., y las más jóvenes datan de finales del 1500 o principios del 1600 d.C. 

¿Por qué se construyeron los moai?

El pueblo Rapa Nui creía que sus jefes descendían de los dioses y que después de la muerte volverían a ser divinos. Las estatuas fueron construidas para contener temporalmente los espíritus de sus antepasados. Los ahu sobre los que se encuentran los moai alguna vez fueron lugares de rituales de muerte, y las excavaciones han encontrado restos humanos, tanto cremados como enterrados, en algunos sitios.

Existe una clara conexión entre los moai de Rapa Nui y monolitos similares que se encuentran en la Polinesia. Los expertos creen que estas estatuas provienen de una religión común.

Hoy en día, todavía se consideran sagrados (tocar los moai es ilegal) y una fuente de fuerza vital espiritual o maná.

¿Cómo construyeron los moai?

El pueblo Rapa Nui esculpió los moai directamente a partir de toba volcánica, un tipo de roca porosa hecha de ceniza solidificada, en Rano Raraku, un volcán extinto. 

Los talladores de los moai fueron considerados maestros artesanos y honrados por su trabajo. Su proceso fue increíblemente secreto, y tuvieron mucho cuidado de no ofender a los espíritus durante la construcción.

Se cree que los artesanos talladores comenzaban a trabajar en el frente y los lados de una estatua, y luego separaraban gradualmente la parte posterior de la roca de la cantera. Luego, la estatua se movía cuesta abajo y se colocaba en posición vertical en un agujero, donde los talladores terminaban su espalda y agregaban petroglifos en su superficie y con ello, la estatua estaba completada.

¿Qué pasó conel pueblo Rapa Nui?

Los abundantes recursos de la isla se agotaron rápidamente a medida que crecía la población. Cuando los primeros europeos llegaron a la isla en el siglo XVIII, la isla estaba deforestada, probablemente para hacer espacio para cultivos. Sin árboles, la gente trató de adaptarse: y es que hubo esfuerzos aislados para reforestar la isla.

Los Rapa Nui también migraron dentro de la isla, tanto hacia el interior como hacia la costa. En el interior, los agricultores crearon sistemas avanzados para cultivos como el taro y la batata que los protegían de los fuertes vientos, las fluctuaciones de temperatura y la rápida evaporación.

Pero la colonización, el comercio de esclavos y varias epidemias pasaron factura. Para el año 1877, la población de la isla se había reducido a tan sólo 111 personas.

A día de hoy, la población se ha recuperado, con un estimado de 2.000 nativos viviendo entre una población total de alrededor de 7.000 personas.