Grigori Yefímovich Rasputín es una de las figuras más intrigantes y enigmáticas de la historia rusa. Su vida, marcada por su ascenso desde un campesino siberiano hasta un confidente de la familia imperial Romanov, ha generado todo tipo de leyendas, mitos y especulaciones.
Grigori Yefímovich Rasputín nació el 21 de enero de 1869 en el pequeño y remoto pueblo de Pokróvskoye, ubicado en la región de Siberia, al este de los Montes Urales. Su familia era campesina, y desde muy joven, Rasputín estuvo expuesto a la vida rural dura y aislada de la vasta estepa siberiana. En esa época, Rusia estaba mayormente dividida entre una élite aristocrática y una masa campesina empobrecida, a la cual pertenecía Rasputín.
Rasputín no recibió una educación formal, como era común entre los campesinos de su tiempo. A lo largo de su vida, fue conocido por ser analfabeto en sus primeros años, aunque más tarde aprendió a leer y escribir con ayuda de personas cercanas. Este origen humilde contrasta enormemente con el círculo de poder en el que terminaría moviéndose décadas después.
Peregrinaciones y fama como místico
A finales de la década de 1890, después de haber vivido una vida relativamente tranquila como campesino, Rasputín comenzó a mostrar un gran interés por la religión y la espiritualidad. Su conversión espiritual ocurrió tras un período de crisis personal, y decidió emprender un viaje de peregrinación, algo común en la cultura religiosa rusa. Visitó varios monasterios y centros de peregrinación ortodoxos, incluidos el Monasterio de San Nicolás en Verkhoturye y el Monte Athos en Grecia. Fue durante estas peregrinaciones cuando adquirió su reputación como "staretz" o hombre santo.
Aunque no era sacerdote ni tenía formación teológica formal, Rasputín empezó a ganar notoriedad como curandero, místico y líder religioso no oficial. Sus capacidades para predecir el futuro y curar enfermedades, según afirmaban quienes lo seguían, fueron cruciales para que su nombre se esparciera más allá de las fronteras de Siberia. Lo que diferenciaba a Rasputín de otros líderes religiosos era su estilo de vida excéntrico y su enfoque poco ortodoxo de la fe, que mezclaba enseñanzas cristianas con una vida de excesos que, para algunos, lindaba con lo herético.
Llegada a San Petersburgo y entrada en la corte imperial
En 1903, Rasputín llegó a San Petersburgo, la capital del Imperio Ruso y el corazón de la política y la sociedad zarista. En este momento, la ciudad estaba dividida entre la modernización occidental y la cultura profundamente tradicional y religiosa que permeaba la vida rusa. Rasputín llegó en un momento de grandes tensiones políticas y sociales, con una élite que cada vez más desconfiaba del zar Nicolás II y de su esposa, la zarina Alexandra Fiódorovna.
Fue en 1905 cuando Rasputín fue presentado por primera vez a la familia imperial. La razón principal fue el desesperado intento de la zarina Alexandra de encontrar una cura para su hijo, el zarevich Alexei, quien sufría de hemofilia, una enfermedad genética incurable en esa época que afectaba gravemente la coagulación de su sangre. A lo largo de los años, Alexei había experimentado numerosos episodios de sangrado que ponían en riesgo su vida, y la familia había probado de todo, desde médicos hasta curanderos. Cuando Rasputín parecía tener éxito al calmar los síntomas de Alexei, se ganó la confianza total de la zarina.
Relación con la zarina Alexandra y el zar Nicolás II
La relación de Rasputín con la zarina Alexandra fue uno de los pilares de su influencia en la corte imperial. Alexandra, una figura profundamente religiosa, estaba convencida de que Rasputín era un enviado de Dios que tenía la misión de salvar a su hijo y, por extensión, a la dinastía Romanov. Rasputín, a su vez, jugó con esta creencia, ofreciendo consejo espiritual y siendo un apoyo emocional para la zarina en los momentos más oscuros de la enfermedad de Alexei.
El zar Nicolás II también llegó a confiar en Rasputín, aunque de manera más limitada que su esposa. El zar estaba cada vez más desconectado de los problemas del imperio, y la influencia de Rasputín exacerbó esta situación, ya que el místico, según algunos informes, intervenía en decisiones políticas clave y recomendaba o destituía a ministros de acuerdo con sus propios intereses. Sin embargo, la magnitud de la influencia política de Rasputín ha sido objeto de debate histórico. Algunos estudiosos sugieren que su poder era más limitado de lo que los rumores sugerían, aunque su proximidad a la familia real sin duda generó fricciones con la nobleza y la burocracia.
El descontento de la élite y los rumores
El ascenso de Rasputín a una posición de tanta cercanía con la familia real fue recibido con una combinación de desdén, miedo y odio por parte de la aristocracia rusa y los miembros del clero. Los rumores sobre su comportamiento escandaloso y libertino, junto con su supuesta relación íntima con la zarina, hicieron que su figura se convirtiera en un chivo expiatorio de muchos de los problemas del imperio. Su carácter enigmático y su comportamiento poco convencional solo alimentaban estas especulaciones.
Se lo acusaba de tener relaciones con damas de la nobleza y con prostitutas, mientras que su poder sobre la zarina hizo que se lo percibiera como una amenaza. Aunque no existen pruebas concluyentes de que Rasputín tuviera una relación amorosa con Alexandra, los rumores contribuyeron a socavar aún más la ya débil posición de la familia imperial.
El complot para eliminar a Rasputín
En diciembre de 1916, un grupo de nobles rusos decidió que la única manera de salvar el Imperio Ruso era eliminar a Rasputín. Este grupo incluía a figuras como el príncipe Félix Yusúpov, uno de los hombres más ricos de Rusia, y Vladímir Purishkévich, un político conservador. La planificación del asesinato reflejaba la desesperación de la élite rusa ante lo que veían como la creciente influencia de un "charlatán" sobre los asuntos del Estado.
El asesinato de Rasputín el 30 de diciembre de 1916 es quizás uno de los eventos más envueltos en misterio de la historia moderna rusa. Según la versión más extendida, el príncipe Yusúpov invitó a Rasputín a su palacio bajo el pretexto de presentarle a su esposa. Allí, se le ofrecieron dulces y vino envenenados con cianuro. Sin embargo, para la sorpresa de los conspiradores, el veneno aparentemente no surtió efecto. Ante esto, Yusúpov le disparó varias veces, pero Rasputín, según algunos relatos, continuó luchando por su vida. Finalmente, fue arrojado al río Nevá, donde supuestamente murió ahogado.
Sin embargo, las autopsias realizadas después de su muerte sugieren que probablemente murió por los disparos, y no por el veneno ni por el ahogamiento, lo que hace que muchos detalles de esta versión tradicional sean vistos con escepticismo. La naturaleza dramática de su muerte ha contribuido a su leyenda, convirtiéndolo en una figura casi inmortal en la historia rusa.
Datos curiosos sobre Rasputín
Supuestos poderes curativos y la hemofilia del zarevich: A lo largo de su vida, se afirmó que Rasputín tenía habilidades curativas milagrosas. En el caso del zarevich Alexei, algunos creen que simplemente calmaba los nervios de la zarina y del propio niño, lo que reducía los ataques de hemofilia. Otros sugieren que Rasputín utilizaba hipnosis o un conocimiento rudimentario de medicina alternativa. Sea como fuere, su influencia en la salud de Alexei fue suficiente para asegurar su lugar en la corte.
Las supuestas orgías y su vida libertina: Rasputín fue objeto de innumerables acusaciones de comportamiento inmoral. Según los rumores, organizaba orgías y bebía en exceso, a menudo en contradicción con su imagen de santo. A pesar de esto, sus seguidores creían que su contacto con el pecado era un medio para alcanzar la pureza espiritual.
Intentos de asesinato previos: Antes de su fatídico asesinato en 1916, Rasputín ya había sobrevivido a un intento de asesinato en 1914, cuando una mujer llamada Khionia Guseva lo apuñaló en el abdomen. Aunque las heridas fueron graves, Rasputín sobrevivió tras una larga recuperación, lo que solo aumentó la creencia popular en su invulnerabilidad.
La carta profética de Rasputín: Poco antes de su muerte, Rasputín escribió una carta al zar Nicolás II en la que predijo su propio asesinato y afirmó que, si era asesinado por nobles, la familia Romanov sería derrocada y Rusia caería en el caos. Esta profecía resultó extrañamente precisa, ya que, poco después de su asesinato, la Revolución Rusa de 1917 llevó al colapso del Imperio Ruso y a la ejecución de los Romanov en 1918.
Importancia histórica de Rasputín
El impacto de Rasputín en la historia de Rusia no puede subestimarse. Aunque su influencia política directa probablemente fue exagerada por sus detractores, su figura simbolizaba la decadencia y el colapso del sistema zarista. La percepción de que la familia real estaba bajo el control de un místico corrupto contribuyó a la deslegitimación del zar Nicolás II, especialmente en un momento de crisis nacional como la Primera Guerra Mundial.
Rasputín también es un recordatorio del poder de las creencias místicas y del papel de lo sobrenatural en la política, especialmente en tiempos de incertidumbre. Su vida y muerte reflejan el fin de una era en Rusia y el comienzo de una nueva, marcada por la revolución y el comunismo.
Grigori Rasputín fue una figura fundamental en los últimos años del Imperio Ruso, cuyas acciones y leyendas contribuyeron a la caída de los Romanov. Su vida, envuelta en misterio, espiritualidad y escándalo, sigue fascinando tanto a historiadores como a la cultura popular. Como símbolo de un imperio en declive, Rasputín personifica las tensiones y las fracturas que llevaron a la Revolución Rusa y al fin de una de las dinastías más poderosas de la historia.
aunque exageraran su influencia en relación a la familia real, creo que sin duda la tuvo, y seguramente es uno de los personajes más enigmáticos de la historia rusa...
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