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Las relaciones entre los Mexicas y otros pueblos en la América Precolombina

En la América precolombina, los mexicas consolidaron un vasto imperio en Mesoamérica que floreció entre los siglos XIV y XVI. Este imperio, con su capital en Tenochtitlán, no solo se destacó por su organización política y militar, sino también por las complejas relaciones que mantuvieron con los diversos pueblos de la región. Estas relaciones se caracterizaron por alianzas estratégicas, tributos obligatorios, sacrificios y conflictos bélicos, configurando un panorama político y social convulso.

La Triple Alianza

El ascenso de los mexicas comenzó con su establecimiento en Tenochtitlán en 1325. Originalmente un pueblo nómada y poco poderoso, lograron consolidarse mediante alianzas con pueblos como los tepanecas y matrimonios diplomáticos con otras casas reales. Sin embargo, fue a través de la guerra y la diplomacia que expandieron su dominio sobre un vasto territorio que abarcaba desde el Golfo de México hasta el Pacífico.

En el corazón del poder mexica estaba la Triple Alianza, formada por Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. Este pacto les permitió consolidar su dominio sobre vastos territorios. Cada uno de estos aliados tenía un papel estratégico: los mexicas, con su poderío militar, lideraban las campañas; Texcoco contribuía con conocimientos administrativos y culturales, y Tlacopan aseguraba el control sobre regiones clave. Esta alianza les dio la fuerza necesaria para someter a otros pueblos.

La mayor parte de los pueblos sometidos se convirtieron en tributarios de los mexicas. Los pueblos bajo el control mexica estaban obligados a entregar tributos en una variedad de formas, que incluían productos agrícolas como maíz, frijol y chiles, materiales preciosos como jade y oro, textiles de alta calidad, y animales exóticos. Estos tributos eran esenciales para sostener la vida urbana de Tenochtitlán, donde la élite mexica disfrutaba de los beneficios económicos obtenidos a costa de los pueblos sometidos. Sin embargo, estos tributos también consistieron en prisioneros de guerra para sacrificios humanos y prácticas antropofágicas rituales.

Las relaciones de los Mexicas con los demás pueblos con frecuencia no eran pacíficas: los mexicas ejercían una autoridad férrea y, en ocasiones, recurrían a la intimidación y la violencia para garantizar el cumplimiento. Por ejemplo, los mixtecos eran reconocidos por su habilidad en la orfebrería y producción de objetos de lujo, mientras que los totonacas suministraban algodón y plumas. Por otro lado, los purépechas, ubicados en la región del actual Michoacán, también mantuvieron su independencia. Su poderoso ejército y la fortificación de sus ciudades repelieron los intentos mexicas de conquistarlos. Estas resistencias muestran que, aunque el imperio mexica fue poderoso, no logró unificar toda Mesoamérica bajo su dominio.

Este sistema de tributos generaría profundos resentimientos que más tarde serían aprovechados por los conquistadores españoles en el siglo XVI.

Guerras Floridas

Las Guerras Floridas fueron batallas rituales que tenían como objetivo capturar prisioneros para los sacrificios humanos y las prácticas antropofágicas. Dos de los mayores desafíos al poder mexica fueron los tlaxcaltecas y los purépechas, que nunca fueron conquistados.

  1. Tlaxcaltecas: Aunque eran enemigos acérrimos, los mexicas y los tlaxcaltecas participaron juntos en las guerras floridas, un acuerdo que beneficiaba a ambas partes al proporcionar prisioneros para los sacrificios. Sin embargo, la rivalidad entre ambos pueblos era tan fuerte que los tlaxcaltecas jugaron un papel clave al aliarse con Hernán Cortés durante la conquista española.

  2. Purépechas: Ubicados en el actual Michoacán, los purépechas poseían un poderoso ejército y una tecnología avanzada, como herramientas y armas de cobre. Los mexicas intentaron varias campañas para someterlos, pero nunca lograron conquistarlos. Los purépechas, por su parte, rechazaban las prácticas sacrificiales y la antropofagia mexica, lo que acentuaba las diferencias culturales entre ambos pueblos.

El sacrificio humano era central en la cosmovisión mexica. Creían que la sangre humana nutría al sol y aseguraba la continuidad del universo. Huitzilopochtli, el dios de la guerra y el sol, exigía un constante flujo de sangre para mantener el equilibrio cósmico. Los prisioneros capturados en las guerras floridas eran considerados ofrendas vivas y su sacrificio era un evento público, cargado de simbolismo y poder político.

Costumbres antropofágicas

La antropofagia ritual, o el consumo de carne humana, era una práctica estrechamente vinculada a los sacrificios humanos en la sociedad mexica. Tras el sacrificio, el cuerpo del prisionero era desmembrado. Las partes más significativas, como el corazón, se ofrecían a los dioses, mientras que otras partes del cuerpo eran consumidas en banquetes rituales organizados por la élite.

Estos banquetes tenían un profundo significado simbólico. Comer la carne de un prisionero sacrificado no solo era un acto de comunión con los dioses, sino también una afirmación del poder de los mexicas sobre sus enemigos. Según los registros de los cronistas españoles, como Bernal Díaz del Castillo y fray Bernardino de Sahagún, las ceremonias incluían preparaciones culinarias específicas, como guisos en los que se mezclaba la carne humana con maíz y hierbas.

Es importante señalar que la antropofagia no era un acto de hambre o necesidad, sino un ritual cargado de significado religioso y político. A través de estas prácticas, los mexicas demostraban su control sobre la vida y la muerte, reafirmando su posición como el pueblo elegido por los dioses.

Los mexicas no solo recurrían a la fuerza; también forjaron alianzas estratégicas con pueblos que les convenían. Por ejemplo, antes de consolidar su poder, los mexicas buscaron el apoyo de los tepanecas y otras ciudades estado. Incluso, durante su ascenso, usaron matrimonios diplomáticos para fortalecer sus lazos con la nobleza de otras regiones.

La influencia mexica no se limitó al ámbito militar o económico; también transformaron el panorama cultural y religioso de Mesoamérica. Muchas comunidades adoptaron aspectos del panteón mexica, como el culto a Huitzilopochtli, aunque a menudo conservaban sus propias tradiciones. Sin embargo, los sacrificios humanos y la antropofagia impuestos por los mexicas como parte de su dominio generaron muchas tensiones y rechazo entre algunos pueblos, algo que más tarde supondría que éstos se unieran a los españoles y supusieran la gran fuerza de choque contra los Mexicas.

Comentarios (2)

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rafa38 • Hace 5 meses

😲😲

eleperez • Hace 5 meses

todavía hay gente que sigue pensando que los españoles eran cientos de miles de soldados que llegaron alli arrasando...cuando lo que ocurrió, según parece, es que se aprovecharon de las enemistades y resentimientos ya existentes entre todos los pueblos sometidos por los Mexicas...que además formaron un contingente mucho mayor que el de los propios españoles