Aunque a menudo se representa a Jesús como un hombre de piel clara con cabello largo y barba, puede que el realidad su rostro real fuera bastante diferente.

Lo cierto es que la Biblia no da mucha información acerca de cómo era Jesucristo físicamente, y tras siglos de representaciones, como por ejemplo las de los artistas del Renacimiento, la imagen que ha quedado es del Mesías cristiano con pelo largo, barba y tez pálida, tal y como podemos ver en La última cena de Leonardo da Vinci o El juicio final de Miguel Ángel. Algunos artistas como Warner Sallman, en su pintura “Cabeza de Cristo”, incluso han representado a Jesús como un hombre rubio con ojos azules.

Pero estas representaciones artísticas icónicas de Jesús no parece que guarden semejanzas con la fisionomía de un típico hombre judío del siglo primero de la provincia romana de Judea. Si bien es cierto que no hay pruebas sólidas de cómo era el verdadero rostro de Jesús, probablemente no se parecía a las pinturas que cuelgan en la mayoría de las iglesias y museos occidentales en la actualidad.

Para mí este es un tema interesante porque la realidad es que la representación de Jesús ha cambiado bastante a lo largo de los siglos. Las primeras pinturas de las que se tiene constancia en las que se le representaba hacían más énfasis en el simbolismo que en la precisión histórica. Querían representar su papel como salvador, y simplemente lo modelaron según los estilismos típicos de la época.

Un ejemplo de esto es la propia barba de Jesús. Antes del siglo IV, las imágenes mostraban a Jesús bien afeitado. Luego, alrededor del año 400, las representaciones artísticas de Jesús comenzaron a incluir una barba. Cabria preguntarse entonces si el Jesús histórico tenía barba realmente o no. En esto no hay demasiadas pistas.

El fresco llamado la "Curación del paralítico", descubierto en pleno siglo XX, se muestra a un Jesús con pelo corto y sin barba, una imagen que desconcertaría a mucha gente si la viera. Pero incluso esa representación, se creó unos 200 años después de su muerte, lo que dificulta confirmar la precisión de su apariencia.

En las pinturas fechadas después del año 400, los artistas cristianos por todo el mundo comenzaron a representar a Jesús a su propia imagen y semejanza. En lugares como Etiopía, las representaciones de Jesús tenían rasgos africanos, mientras que los cristianos indios dibujaron a Jesús con rasgos del sur de Asia. Mientras tanto, los artistas europeos continuaron con esa tradición, imaginando a Cristo como un hombre de piel clara con características europeas.

A medida que el colonialismo europeo se extendió, la versión "europea" de Jesús también lo hizo, sin embargo a dia de hoy, muchos científicos y antropólogos creen que esta imagen probablemente no se ajuste a la realidad.

Los modernos avances en antropología forense han permitido a los investigadores desarrollar teorías mejor fundadas, aunque no comprobadas, de cómo era realmente Jesús. Por ejemplo, en el año 2001, Richard Neave, un experto británico en reconstrucción facial forense, utilizó la ciencia moderna para recrear el rostro de un hombre de Judea del primer siglo como Jesús.

Usando un cráneo israelí datado en el siglo primero, Neave creó, a partir de una serie de técnicas y conocimientos, una cara que podría haber pertenecido hipotéticamente a una persona del entorno de Jesús, con los rasgos fisionómicos del lugar y la época. El trabajo de Neave apareció en la serie documental de la BBC Hijo de Dios , que narra la vida de Jesús usando evidencia científica e histórica.

La reconstrucción forense resultante se parece bien poco al Jesús representado en el arte europeo, el que estamos habituados a ver en las iglesias. Por el contrario, muestra la imagen de un hombre de piel ma´s oscura y/O bronceada, de un tono oliva, cabello oscuro y rizado y barba corta, no larga.

Si bien la mayoría de los hombres de la época y en aquella región del mundo parece ser que se afeitaban la cara, es posible que Jesús llevara barba, después de todo, gran parte de su tiempo lo pasaría predicando por distintas zonas, lo que, por lógica, supondría tener poco tiempo para acicalarse. Aún así, la barba probablemente habría sido corta, por tanto, ¿de dónde viene la imagen europea de Jesús?.

En la antigüedad, muchos artistas en lo que hoy llamamos Europa representaban a los dioses griegos y romanos con barba y cabello largo. Puede que, cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial de Roma, los artistas de entonces tomaran prestado de esas obras de arte históricas más antiguas esa imagen, para mostrar a Jesús con cabello largo y sedoso y barba.

¿Cómo era Jesús en realidad?

Basándose en fuentes textuales y arqueológicas, Joan Taylor, profesora de cristianismo primitivo y judaísmo del Segundo Templo en el King's College de Londres, sugirió en 2018 que Jesús medía algo menos de 1,70m de altura, una altura promedio de la época y que ya se ha visto en esqueletos masculinos del mismo tiempo y lugar.

Como otros en Judea y Egipto, donde Jesús vivió brevemente, el Jesús histórico probablemente tenía cabello oscuro, piel bronceada y ojos marrones. En cuanto a su vestimenta, probablemente habría usado una túnica de lana, probablemente con una capa y sandalias.

Hay cierto consenso entre los investigadores en que Jesús realmente se habría visto físicamente como un típico hombre judío del primer siglo.

Algo curioso es que según textos históricos, los egipcios no identificar y diferenciar visualmente y con claridad a los judíos de ellos mismos, lo que sugiere según investigadores que no debió haber diferencias claras entre estas poblaciones de esta región del mundo en la época.

Algunos expertos, y esto me ha sorprendido, han llegado a afirmar incluso que Jesús no habría sido un hombre particularmente guapo, algo que efectivamente choca con muchas pinturas que en Occidente hay colgadas en iglesias y museos. La Biblia si señala la agradable y hermosa apariencia de personajes como David y Moisés, pero no menciona en este sentido a Jesús, lo que sugiere que pudo ser un hombre normal, como tantos otros, físicamente hablando claro está.

Taylor ha escrito que Jesús, sin embargo, probablemente si que lucía una apariencia delgada y atlética, gracias a su trabajo como carpintero y todo lo que caminaba predicando.

Probablemente nunca sabremos exactamente cómo era Jesús. Pero hay que señalar que, ciertamente, es más probable que las reconstrucciones modernas basadas en técnicas de antropología forense, la arqueología y los textos históricos, se asemejen mucho más a cómo era realmente Jesús que cualquier interpretación artística.