Nacida en Raleigh (Carolina del Norte, EEUU), fue una inventora y empresaria completamente autodidacta, responsable de unas 110 invenciones y 49 patentes, razón por la que fue conocida con el apelativo de “Lady Edison”.

Descendiente directa de Patrick Henry (1736-1799), dos veces gobernador de Virginia (1776-1779 y 1784-1786) y uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, Incluso de niña ya realizaba modelos y diseños con herramientas y aparatos domésticos.

En 1912, con sólo 25 años, obtuvo su primera patente (no. 1.037.762), una máquina de hacer helados que incluía una cámara congeladora rodeada por una estructura aislante gracias a la cual se alcanzaba gran rapidez en la fabricación con mínimo gasto de hielo, además de servir para enfriar agua.

Otros ejemplos de patentes suyas fueron:

Un bolso de mano con cubiertas intercambiables para poder usarse combinando ropa de diferentes tonos.

Un parasol adaptado para plegarse en un perímetro estrecho y con un mango desmontable que servía como estuche de maquillaje.

Un estuche de maquillaje hecho en material no metálico y elástico, con un diseño atractivo, realizable en varios colores para conjuntar con la ropa y provisto de una cadena para colgarse de la muñeca de la usuaria.

Una sombrilla rápidamente convertible en una bolsa para llevar el calzado, los trajes de baño u otros artículos similares.

Un muñeco revestido con materiales higiénicos y resistentes al agua, cuya estructura interior estaba formada por muelles, lo que permitía contorsionarlo para que adoptara múltiples posturas y acto seguido recuperara su forma natural. 

Una “radio-muñeca”, que podía hablar (esta muñeca incorporaba en su interior un equipo receptor radiofónico conectado a una antena. Los diales iban situados en la espalda y el altavoz a la altura del pecho).

Inventos como éstos, y muchos más, se orientaban hacia los nuevos hábitos de la clase media norteamericana, cada vez más interesada por la moda, la apariencia y el aseo personales, la práctica de deportes acuáticos o de pelota, el disfrute de vacaciones en la playa, el entretenimiento de los hijos o la confortabilidad de los productos. Asimismo, reflejaban la existencia de unos importantes segmentos de mercado formados por mujeres y niños que requerían innovaciones respondiendo a sus preferencias y necesidades específicas.

A partir de 1930, se ocupó también, a través de nuevos inventos, del trabajo de oficina (donde las mujeres ya empezaban a tener una importante presencia como secretarias y mecanógrafas), como por ejemplo:

El “protógrafo”, con el que podían hacerse simultáneamente hasta 4 copias mecanografiadas de un mismo documento sin necesidad de emplear papel carbón o acudir a la multicopista.

O por ejemplo un aparato mecanográfico especialmente adaptado para usarlo conectado a una rotativa o alimentado por una serie continua de hojas de papel ordenadas y superpuestas que al mismo tiempo podían ser alineadas.

Pero siguió también con inventos más cotidianos, como un cierre hermético y de poco grosor para artículos como petacas de goma, bolsas de agua caliente o jeringas, al que podía añadírsele un tubo para la extracción del líquido.

En 1939, Henry fue contratada como inventora por la empresa neoyorquina Nicholas Machine Works Company, donde permaneció hasta 1955. Asimismo su talento fue aprovechado por otras corporaciones dedicadas a la linotipia (Mergenthaler), productos de goma (Kleinert) o muñecos y juguetes (Averell, International Doll, Display Mannequin, Ideal Toy).

Particularmente interesante fue un dispositivo que articulaba sonidos como “ma-ma” y “pa-pa” pensados para muñecas, al desplazarse unas piezas tubulares encajadas entre sí que producían el paso del aire a través de lengüetas, así como mecanismos para mover las bocas o los párpados...

Desarrolló también mejoras significativas para máquinas de coser y de escribir, un lápiz mecánico, una armadura de ventilador eléctrico y el “Kiddie Klock”, un reloj de juguete para que los niños aprendieran las horas. Pero uno de sus inventos más originales durante los años 60 fue el horno eléctrico de inyección, que cocinaba los alimentos descargando continuamente sobre ellos sus propios jugos a través de un surtidor.

Su última patente, ya en 1970, fue para un método de hacer sobres de cartas en distintas formas. Para entonces, Henry tenía 83 años edad, lo que muestra, además de su enorme talento, su gran dedicación a la invención durante toda su vida.

Su gran mérito fue ser una autodidacta en una época donde innovar y, más aún, vivir de las innovaciones era algo casi imposible para las mujeres.

Sin duda todo un talento...