Este precioso pueblo de la Toscana italiana, conocido como la "Manhattan de la Edad Media" o "La Ciudad de las Mil Torres", y situado a unos 50 km al sur de Florencia, está rodeado de una muralla del siglo XIII, y ofrece al que lo visita un ambiente medieval de enorme belleza, ya que aún conserva la atmósfera de un burgo del siglo XIV.

Su arquitectura posiblemente representa uno de los mejores ejemplos europeos de organización urbana de la época de las ciudades-estado.

Lo más curioso de este pueblo, al menos para mí, son sus espectaculares e inconfundibles torres, que dominan el paisaje, y que son visibles desde muy lejos (además cada una de ellas tiene una historia que contar).

Precisamente en relación a estas torres, alrededor del año 1300 d.C. parece que había más de 70, el mismo número de familias adineradas en el territorio por entonces, sin embargo, a día de hoy sólo quedan 13 (ó 14, no recuerdo).

Este curioso pueblo, que no es especialmente grande, hasta mediados del siglo XIV vivió un fructífero período de riqueza económica y artística, gracias en parte a mercaderes y peregrinos que recorrían la vía de San Francisco. Durante este periodo, las familias más importantes competían entre sí para construir la torre más alta. Por entonces, se ampliaron las murallas y se construyeron numerosos palacios, iglesias y conventos colmados de obras de arte.

Además de recorrer sus empedradas calles, lugares que visitar hay muchos, como por ejemplo el Duomo o la Colegiata de Santa Maria Assunta, situada en la magnífica Piazza del Duomo, con sus frescos y capilla, o por ejemplo el Palazzo del Popolo o Palazzo Comunale. También es muy bonita la Plaza de la Cisterna (que debe su nombre al pozo octogonal situado en el centro, una de las más bonitas en San Gimingnano).

Uno de los lugares que habrán de visitar si llegan hasta este lugar es la Rocca di Montestaffoli, que ejerce de mirador del pueblo y del entorno.

Por último, no olviden visitar la Iglesia de San Agustín del siglo XIII, situada en la plaza del mismo nombre a 5 minutos del centro, el Mirador de San Gimignano, la Fonti Medievali o el Museo de la tortura.

En la zona (como no, estamos en la Toscana), abundan los campos de trigo, los viñedos, los antiguos burgos y la buena cocina italiana, de hecho, la tierra aquí tierra ofrece exquisitos productos como el azafrán y el tipo de uva garnacha (de hecho, si llegan hasta aquí deben probar el Vernaccia, uno de los mejores vinos blancos italianos, con D.O., conocido en todo el mundo, ah!,  y que sepan que se sirve fresco (10° C) acompañando los entrantes, los platos de pescado o las carnes blancas).

Para finalizar, y como estamos en Italia, no olviden visitar la Gelateria Dondoli, situada en la Plaza de la Cisterna, para degustar sus fabulosos helados. Ahi lo dejo!!! :)