Siempre me ha fascinado la cultura japonesa, y como parte de ella, de su historia, hoy me gustaria hablarles de un rito que siempre me ha puesto los pelos de punta, el Seppuku o Hara Kiri, recogido en el código del Guerrero o Bushido.

Su origen se remonta al siglo XII, momento a partir del cual fue practicado, como método de suicidio de honor, por los legendarios guerreros samuráis (aunque hubo otros métodos, posiblemente éste sea el más emblemático y conocido).

Un método de suicidio sin duda brutal, que se entendía como una manifestación enorme de coraje. Se hacía porque caer en desgracia, derrotado en batalla y/o preso era una deshonra, para el propio samurái y para su clan. Aun así, el suicidio era un recurso excepcional, ya que no era raro que los samuráis derrotados pasaran a luchar bajo otra bandera si ello aseguraba la supervivencia de su linaje

El samurái se hacía un corte horizontal y otro vertical. El objetivo era cortar los centros nerviosos de la columna, lo que daba lugar a una larga agonía; por ello, aunque se consideraba honroso inmolarse solo, se acostumbraba a emplear a un "segundo", el kaishakunin, para decapitar al suicida tan pronto como se apuñalase.

El Seppuku, un ritual perfectamente descrito y que se aplicó hasta el final de la historia de los samuráis, en 1871, consistía por tanto en rajarse el vientre con el wakizashi (un sable corto, a menudo desmontado para hacerlo más manejable, de modo que se empuñaba directamente por la hoja envuelta en una tela) o bien un puñal. Tras escribir un poema de despedida, en un jardín normalmente, el samurái se abría su blanco atuendo para la ocasión, tomaba el arma y se apuñalaba profundamente bajo el vientre, en el costado izquierdo, desplazaba el puñal lentamente hacia el costado derecho y, llevándolo hacia arriba, efectuaba un leve corte hacia lo alto.

A continuación, era habitual que se le decapitara de un solo golpe. En la ceremonia del Seppuku, el reo podía saltarse el primer paso y en lugar de apuñalarse se le ofrecía una simbólica daga de madera.

Tras el ritual, la cabeza del muerto era presentada a los oficiales y tras limpiarla la enviaban a la familia del suicida para que le diera sepultura.