Como es bien sabido por muchos integrantes de esta comunidad Vicmun, siento un gran afecto por ese maravilloso país llamado Egipto. Su historia, sus paisajes, su cultura, su gastronomía...; todo ello hace que para mí sea un lugar muy especial.

Pues bien, uno de esos magníficos lugares que visitar si llegan hasta esta legendaria tierra de faraones es la Fortaleza de Shali, en Siwa, a unos 50 km de la frontera con Libia, al oeste de Egipto.

A decir verdad, a lo lejos la ciudadela parece un enorme conjunto de torres de las que hacíamos de niños en la playa con arena, pero que sin embargo, por alguna razón, se convirtió en una plaza inexpugnable durante siglos.

Construída en el siglo XIII a base de una mezcla de sal y barro conocida como "kershef" (concretamente una mezcla de sal, barro, troncos de palmera y huesos astillados de camello), material utilizado tradicionalmente por los habitantes de este lugar para aislar sus hogares de las temperaturas extremas del desierto, estuvo habitada por tribus bereberes hasta el siglo XIX, para más tarde ser destruida en la segunda mitad de la década de 1920 por unas fortísimas lluvias que la dejaron en ruinas.

Con el paso de los años, esta antigua fortaleza se ha ido reconstruyendo, especialmente a partir de 2018 con el objetivo es mantener la herencia bereber en Siwa (el único lugar en todo Egipto en el que se encuentran esta etnia originaria del Magreb) mediante la técnica ancestral del kershef, pero algo modificada, añadiendo hojas de palmera y de olivo para que los muros sean impermeables y evitar así el desastre de hace cien años.

El lugar es muy curioso, con sus estrechas callejuelas sus pequeñas habitaciones, sus almacenes de dátiles, plazoletas, etc, muy agradable sobre todo al atardecer.

Además, el entorno está muy chulo, ya que tiene muy próximo el enorme Oasis de Siwa, con aproximadamente 300.000 palmeras y unos 70.000 olivos, todos silvestres y rebosantes de frutos, rodeados por lagos de agua dulce y salada (dicen que incluso Alejandro Magno acudió a consultar al Oráculo que aquí moraba).