Parece ser que la información sobre el comportamiento de estos extraordinarios animales, tan temidos y a la vez incomprendidos, es escasa si se compara con la de otros peces o mamíferos, y la razón se debe a que los tiburones difícilmente reúnen las condiciones necesarias para la investigación humana. Raramente se quedan en un mismo lugar, y la mayoría de las veces habitan en áreas inaccesibles para una investigación continua y exhaustiva.
La mayoría de los tiburones realizan la mayor parte de sus actividades durante las tardes y prefieren cazar de noche. Suelen ser solitarios: nadan y cazan solos la mayor parte del tiempo, pero se encuentran con otros tiburones en algunos casos especiales, como la época de apareamiento o las zonas con abundante alimento.
Algunas especies muestran una estructura social basada en grupos llamados “escuelas”. En realidad no parece que haya una razón clara para ello, ya que los tiburones no necesitan protección especial contra los depredadores, pues ellos mismos están en la parte alta de la cadena trófica.
Los tiburones que socializan suelen segregarse según el tamaño de los individuos.
Los tiburones martillo, por ejemplo, son un claro ejemplo de tiburones sociales con una clara jerarquía, y es común encontrarlos reunidos alrededor de islas y otras áreas con abundante fuente de alimento (otras especies intentan tener cuidado con ellos, ya que su excelente maniobrabilidad dada por la forma especial de sus cabezas es ventajosa frente a otros tiburones en un encuentro agresivo).
Sin embargo, algunas especies de tiburones cazan en grupo cuando se trata de obtener presas de gran tamaño. En estos casos, los tiburones forman grandes grupos, y todos cooperan primero rodeando a la presa, y luego, cuando ya está cautiva, se acercan a ella gradualmente hasta que uno de los depredadores le da el primer mordisco. Es entonces cuando los demás comienzan a atacar y acaban con la presa. Este comportamiento cooperativo, sin embargo, es extremadamente raro.
Los métodos de caza en estos magníficos depredadores, que apenas han evolucionado en millones de años, son diferentes según las especies, y hacen del elemento sorpresa su arma principal. Los tiburones bentónicos, por ejemplo, se camuflan bajo el fondo del océano y si detectan una posible presa, se quedan quietos esperando que el animal se acerque lo suficiente para atacarlo desde abajo y, en ocasiones, tragárselo entero.
Por el contrario, los depredadores pelágicos deben acercarse con cautela a la presa y abalanzarse sobre ella antes de que sepa lo que está pasando. A veces, antes de comer, realizan todo un despliegue de movimientos exagerados que pretenden amenazar. Si es un animal grande, los tiburones esperan a que se desangre y luego se lo comen.
Las actividades de caza requieren mucha energía y, como consecuencia, los grandes tiburones depredadores se alimentan solo unas pocas veces a la semana y no siempre comen, como suele creerse. Las especies pequeñas, en cambio, comen un par de ocasiones durante el día ya que sus presas también son pequeñas.
Su comportamiento alimentario cambia según la presencia de presas y la competencia por ellas. Si la estimulación de los tiburones es intensa, es posible que la excitación aumente y sean víctimas de un frenesí que desemboque en canibalismo, un comportamiento que sigue sin una clara explicación.
Con respecto a la migración, es una actividad fundamental para algunos tiburones, y el motivo de hacerla es la búsqueda de alimento ya que sus presas también migran. Sus travesías pueden llevarlos a través de los océanos a recorrier miles de kilómetros durante un año. Los tiburones recuerdan los patrones migratorios de sus presas favoritas y no dudan en seguirlos, y dichos patrones migratorios pueden llegar a ser más complejos que los de las aves incluso.
Además, de vez en cuando se congregan alrededor de los barcos de pesca porque recuerdan que los pescadores tiran los animales desechados.
Varias especies de tiburones pueden viajar juntos, y hasta hace poco, algunos pensaban que la mayoría se quedaba en un mismo lugar, pero eso no es exacto. Por ejemplo, los tiburones azules pueden migrar de Estados Unidos a Brasil, que es una distancia significativa. Otro migrante famoso es el tiburón ballena, que se dirige a zonas específicas para desovar en los corales.
Vale la pena recordar que no todos los tiburones son agresivos y no atacan por placer. Muchas especies se caracterizan por su docilidad e incluso por su timidez. Como ejemplo, el tiburón ballena mencionado anteriormente, que es muy pacífico, tranquilo y no reacciona con miedo o agresión a la proximidad de los humanos.
Son animales fantásticos, pero desgraciadamente, durante mucho tiempo, también en la actualidad, temidos, cazados y en algunos casos llevados al borde de la extinción...
muy instructivo @virgilop 😉