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Torrijas de Semana Santa: su origen y receta

Hay muchas recetas ligadas a la Semana Santa, como pueden ser los pestiños, los buñuelos, las monas de pascua, la leche frita o las rosquillas, pero sin duda la estrella en estas fechas son las torrijas.

Parece ser que las torrijas son de las primeras elaboraciones dulces de las que se tiene constancia, apareciendo ya en la época de los romanos, en el libro "De re coquinaria", de Marco Gavio Apicio (en el siglo I d.C.). Su elaboración era tan sencilla, tan simple, que no le pusieron ni nombre, limitándose a llamarlas algo así como "aliter dulcia" (“plato dulce” u “otro tipo de dulce”).

En ese libro se especificaba ya una receta muy similar a la que conocemos hoy en día en pleno siglo XXI, y que consistía en varios trozos de pan a los que se les quitaba la corteza y eran remojados en leche. Una vez empapados, se freían en aceite y se les añadía miel. No se incluían por entonces los huevos o el azúcar, pero la receta era bastante similar a la actual.

Mojar el pan en sopas, vinos, leche o algunos caldos ha sido algo habitual a lo largo de la historia, especialmente en Francia, donde se solía acompañar este tipo de elaboraciones como guarnición de las carnes de caza. En el siglo XIV aparece la primera receta escrita del "antepasado" de las “tostadas francesas”, rebozadas en huevo y fritas en aceite; muy similares a las actuales torrijas.

La receta se hizo popular rápidamente, ya que daba utilidad a aquellos trozos de pan duro que resultaban incomibles. Hasta el mismísimo Juan Del Encina, autor, poeta y músico español en la época de los Reyes Católicos (siglo XV) hizo referencia a ellas en un villancico donde unos pastorcillos llevaban como ofrenda “miel y muchos huevos para hacer torrejas” al pesebre de Belén.

Pronto se convirtieron en el dulce de elección para entregar a las mujeres antes y después del parto, con la intención de que pudieran recuperar fuerzas de manera rápida (sin embargo, la leche no era muy común por entonces en los hogares europeos de la época, y el pan solía empaparse en vino y en otros productos más baratos y no perecederos).

A pesar de que ya a partir del siglo XV las torrijas aparecen en numerosos escritos y recetarios, lo cierto es que a veces éstos podrían confundirse con la receta de la leche frita, e incluso, en otras ocasiones, simplemente se usaba el término como sinónimo de trozos de pan.

Es a finales del siglo XVIII cuando las torrijas comienzan a mostrar sus ingredientes principales tal y como los conocemos hoy: pan, azúcar, huevos y leche con canela. Con el paso del tiempo, las torrijas pasaron de ser una elaboración para ocasiones especiales a un dulce cotidiano. Pero entonces ¿por qué se asocian con la Semana Santa?

Hay varias teorías que intentan explicarlo:

La primera nace de la necesidad de dar alguna salida al pan sobrante que no se consumía al bajar el consumo de carne durante la abstinencia de la Cuaresma. Hay quien dice que las primeras torrijas “modernas” comenzaron a realizarlas las monjas, que buscaban aprovechar el pan duro al bañarlo en leche y miel.

Otra teoría opta por una versión más mística, en la que las torrijas de vino representaban la sangre y el cuerpo de Cristo, y por eso se consumía durante estas fechas.

Sea como sea, las torrijas tradicionales de leche se han ganado el puesto indiscutible como las "torrijas auténticas" entre sus competidoras, pero es inevitable y obligatorio nombrar a las torrijas de vino y a las de miel, que igualmente están riquísimas.

Comentarios (5)

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yadiratacle • Hace 3 años, 1 mes

Me encantan las torrijas!!!

rauld • Hace 3 años, 2 meses

😋😋

pedro • Hace 3 años, 2 meses

Me encantan!!!! 😝

rafa38 • Hace 3 años, 2 meses

🤣🤣

veronica80 • Hace 3 años, 2 meses

riquísimas 😋, pero que mal van para la dieta!!!! 😝, menos mal que sólo las como en estas fechas, jajaja