El Tratado de Tordesillas fue un acuerdo crucial entre los reinos de España y Portugal que estableció los límites de sus respectivas exploraciones y conquistas en el Nuevo Mundo y otras partes del globo durante el siglo XV. Firmado el 7 de junio de 1494 en la localidad de Tordesillas, en el actual territorio de España, este tratado redefinió las esferas de influencia entre ambas potencias ibéricas y tuvo un impacto profundo en la historia global, marcando el inicio de la colonización europea de América.
Contexto histórico: Rivalidad entre España y Portugal
A finales del siglo XV, las monarquías de España y Portugal se hallaban inmersas en una feroz competencia por el control del comercio marítimo y la expansión territorial por el mundo. Portugal había invertido enormemente en la exploración del Atlántico y el sur de África desde principios de siglo, logrando avances significativos, como la llegada de Bartolomeu Dias al Cabo de Buena Esperanza en 1488, lo que abría la posibilidad de acceder a las lucrativas rutas hacia la India y el Lejano Oriente.
Por su parte, la reciente unificación de España bajo los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, permitió al reino enfocarse en la expansión global. La expedición de Cristóbal Colón en 1492, aunque buscando una ruta hacia Asia navegando hacia el oeste, culminó en el descubrimiento de América, lo que colocó a España en una posición ventajosa en la carrera por la expansión imperial.
Tensiones previas: La Bula Inter Caetera
El Papa Alejandro VI, de origen valenciano, emitió en 1493 la Bula Inter Caetera, que favorecía a España al otorgarle derechos sobre las nuevas tierras descubiertas por Colón, con la condición de evangelizar a los nativos. La bula establecía una línea de demarcación a 100 leguas al oeste de las Islas Azores o Cabo Verde. Este reparto, sin embargo, no fue bien recibido por Portugal, ya que su esfera de influencia en África y la futura ruta hacia Asia quedaba amenazada.
El rey Juan II de Portugal reaccionó rápidamente, negociando con los Reyes Católicos para mover la línea más al oeste, lo que eventualmente llevó a la firma del Tratado de Tordesillas en 1494.
Negociaciones diplomáticas
Las negociaciones entre ambos reinos fueron largas y complejas. El objetivo era evitar una confrontación militar y al mismo tiempo proteger sus intereses económicos y políticos. Juan II de Portugal presionó para que la línea se desplazara más hacia el oeste, buscando asegurar su control sobre las rutas africanas y asiáticas. España, por su parte, recién comenzaba a explotar las riquezas del Nuevo Mundo, pero tampoco estaba dispuesta a ceder terreno.
Finalmente, el 7 de junio de 1494, se firmó el Tratado de Tordesillas, con la mediación de diplomáticos papales, en la localidad de Tordesillas, situada al noroeste de España.
Características del Tratado de Tordesillas
División geográfica: La línea imaginaria de 370 leguas
El Tratado trazaba una línea imaginaria, a 370 leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde, aproximadamente a 46°30’ O de longitud. Esta línea corría de polo a polo, dividiendo el mundo en dos mitades:
- Al oeste, España tendría derecho a explorar y colonizar todas las tierras, lo que incluía la mayor parte del continente americano.
- Al este, Portugal aseguraba su dominio sobre África, Asia, y las tierras que aún quedaban por descubrir en esas áreas.
Exploración y conquista: Evitar la superposición
Una de las principales razones del tratado fue evitar conflictos directos entre ambas potencias en sus futuras exploraciones. El acuerdo estipulaba que ni España ni Portugal interferirían en las zonas de exploración y conquista asignadas a la otra potencia.
Esto permitió a España centrarse en la conquista y colonización de América, mientras Portugal mantenía su interés en África y Asia, asegurando sus rutas comerciales hacia la India, el Sudeste Asiático y Japón.
Exclusividad de derechos sobre las tierras
El Tratado garantizaba a ambos reinos la exclusividad sobre los territorios que descubrieran dentro de sus respectivas zonas. España tenía derechos exclusivos sobre la mayor parte del continente americano, mientras que Portugal podía establecer colonias en África y Asia. Además, Portugal tuvo la ventaja de reclamar las tierras que posteriormente se convertirían en Brasil, tras ser descubierto por Pedro Álvares Cabral en 1500.
Problemas en la definición geográfica
A pesar de la clara intención del Tratado, en la práctica surgieron problemas debido a la falta de precisión en la cartografía de la época. No existían instrumentos que permitieran medir con exactitud las longitudes en alta mar, lo que dificultó la correcta determinación de las 370 leguas. Esto provocó múltiples conflictos territoriales, especialmente en América del Sur, donde la frontera entre las posesiones portuguesas y españolas fue motivo de disputa durante siglos.
El Tratado de Tordesillas contemplaba la posibilidad de ser revisado si fuese necesario. Sin embargo, en la práctica, no se realizaron modificaciones significativas en el reparto. Aunque otros países europeos (Francia, Inglaterra, Países Bajos) no reconocieron el tratado, este fue eficaz para mantener la paz entre España y Portugal durante casi un siglo.
Importancia Histórica del Tratado de Tordesillas
El Tratado de Tordesillas consolidó a España y Portugal como los principales actores en la era de la exploración y colonización. España se convirtió en el imperio dominante en América, donde sus conquistas incluyeron vastos territorios como México, el Caribe, América Central y gran parte de Sudamérica. Este dominio fue clave en el establecimiento de un flujo constante de riquezas hacia Europa, sobre todo en forma de oro y plata.
Por su parte, Portugal aseguró el control de importantes enclaves en África (como Angola y Mozambique), India (Goa) y Asia (Macau y Timor), además de Brasil, la única colonia de América del Sur en su poder.
Descubrimiento de Brasil
El Tratado de Tordesillas es directamente responsable de que Brasil haya sido colonizado por Portugal. Aunque en el momento de la firma del tratado aún no se conocía la existencia de Brasil, la línea trazada garantizó que gran parte del territorio brasileño cayera en la esfera portuguesa cuando fue descubierto en 1500 por Pedro Álvares Cabral.
Brasil se convirtió en la colonia más rica del imperio portugués, gracias a su producción de azúcar y, más adelante, la explotación de oro y diamantes en el siglo XVIII. Este país es el único de América del Sur que habla portugués hoy en día, un legado directo del Tratado de Tordesillas.
Influencia en las relaciones internacionales
El Tratado de Tordesillas estableció un precedente en la diplomacia internacional para resolver disputas territoriales a través de acuerdos bilaterales. Aunque no fue reconocido por otras potencias europeas, como Inglaterra, Francia y los Países Bajos, que comenzaron sus propias exploraciones y colonizaciones en América en el siglo XVI, el tratado demostró que era posible negociar repartos de territorios a nivel global.
Disputas territoriales posteriores
A lo largo de los siglos, la vaguedad en la delimitación exacta de la línea de Tordesillas generó diversas disputas territoriales, especialmente en Sudamérica. Por ejemplo, durante los siglos XVII y XVIII, tanto España como Portugal reclamaban vastas áreas de la cuenca del Amazonas, lo que dio lugar a conflictos fronterizos que tardaron años en resolverse.
Estas tensiones culminaron en los Tratados de Madrid (1750) y de Santo Ildefonso (1777), que ajustaron las fronteras coloniales y resolvieron parcialmente las disputas surgidas a partir de la ambigüedad del Tratado de Tordesillas.
Legado en América Latina
El Tratado de Tordesillas no solo dividió territorios entre dos potencias, sino que también moldeó las fronteras y culturas de América Latina. El resultado más evidente es la división entre el Brasil de habla portuguesa y el resto del continente, mayormente hispanohablante. Esta partición cultural, que tiene sus raíces en el tratado, sigue siendo una característica fundamental de América del Sur en la actualidad.
El Tratado de Tordesillas, aunque concebido para resolver una disputa entre dos reinos, tuvo consecuencias de enorme alcance en la historia global, desde la colonización de América hasta la formación de los actuales estados y la configuración cultural del mundo.
cierto, habí que tener muchas narices para lanzarse como se lanzaron al océano en aquellos barcos...y con la condiciones en las que lo hacían....
con sus luces y sus sombras, lo que hicieron España y Portugal a la hora de lanzarse al mundo a explorarlo, es verdaderamente impresionante...